viernes, 14 de mayo de 2021

TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN APLICADAS A LA EDUCACIÓN EN CIENCIAS.

 TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN APLICADAS A LA EDUCACIÓN EN CIENCIAS.

En los tiempos anteriores a la pandemia ocasionada en nuestro planeta por el coronavirus, los medios de comunicación y los medios tecnológicos estaban ganando cierta relevancia en el momento de las interacciones sociales por medio del internet, y parecía que muchas cosas o tramites que muy anteriormente eran necesariamente presenciales ahora han quedado relegados a la virtualidad en busca de una comodidad y agilidad al momento de realizarlos. En ese sentido, se creó en nuestro país el ministerio para las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) como una manera de actualizarse ante los evidentes cambios tecnológicos que se iban dando, y que se siguen dando, en todos los rincones de nuestra casa común. Con la aparición repentina e imprevista de la pandemia, todos hemos tenido que recluirnos en nuestras casas y la educación de muchos de nuestros colegios y universidades se vio relegada, muy forzosamente, a la virtualidad. Estamos viendo la utilidad de las herramientas virtuales en un momento como este en que no podemos reunirnos muchas personas en un mismo sitio por temor a contagiarnos de un virus que es potencialmente mortal y, por lo tanto, muchas cosas se realizan desde nuestro hogar y ha habido en ese sentido una rápida adaptación ante una situación muy imprevista. Todos alabamos y recomendamos los alicientes que tiene la educación de este tipo, pero la verdad es que nos encontramos muy lejos como país de lograr implementar los ambientes virtuales de aprendizaje en todos los rincones del mismo. Durante los primeros meses de pandemia hemos descubierto que en nuestro país el problema no es solamente la virtualidad porque para nadie es un secreto que hay muchas zonas de nuestra nación que no poseen ni todas las herramientas ni todas las posibilidades de acceso al internet para que este tipo de educación sea una alternativa en tiempos donde las aglomeraciones se evitan por prevención de contagios de coronavirus. Pero la cruda realidad es que la educación virtual, que es el objetivo primario de las TIC, no es algo que fuera una opción para muchas personas con muy bajos recursos en nuestro país porque no cuentan con ninguno de los recursos tecnológicos necesarios para algo así. En otras palabras, estamos ante una situación muy ridícula porque el gobierno está promocionando y loando las cualidades de algo que en realidad no existe en el país como lo es una calidad justa del derecho a la educación empezando por la educación virtual porque, si antes de la pandemia antes de la pandemia la educación presencial y virtual estaban desmejoradas, ahora en plena pandemia la situación no ha cambiado mucho que digamos sino que amenaza con empeorar debido a las arbitrarias reformas que se le pretende hacer al sistema educativo. En conclusión, podemos decir que el ministerio de las TIC es meramente una fachada que esconde algo muy distinto a lo que pretende representar dado que no ha cumplido de manera eficaz, evidente y verídica el propósito para el cual se pensó. Anochecerá y veremos si algún día la calidad de la educación, tanto virtual como presencial, mejora para que podamos construir una autentica sociedad colombiana donde se creen ciudadanos capaces de encarar los retos y desafíos que puedan plantear los tiempos venideros. 

TECNOLOGÍA Y FILOSOFÍA: MÁS ALLÁ DE LOS PREJUICIOS EPISTEMOLÓGICOS Y HUMANISTAS.

 TECNOLOGÍA Y FILOSOFÍA: MÁS ALLÁ DE LOS PREJUICIOS EPISTEMOLÓGICOS Y HUMANISTAS.


Este texto es otro diáfano ejemplo de la notoria influencia que sigue teniendo, y que nunca de tener, por supuesto, la antigua filosofía griega. Esta fue la piedra angular y el soporte principal por el cual la cultura europea se edificó en la edad media gracias a la introducción del cuerpo aristotélico por los estudios y traducciones realizados por santo Tomás de Aquino, gracias al cual se dio una expansión de la filosofía griega en un ambiente dominado exclusivamente por la filosofía platónica y neoplatónica. En ese sentido, cabe mencionar que, en cuestiones de tecnología, Aristóteles es el que inicia el camino que ha recorrido la tecnología desde la antigüedad hasta el día de hoy cuando mencionó que la techné es «la capacidad de producir objetos materiales conforme con un logos verdadero. Con el auge de la tecnología actual podemos ver que el concepto de tecnología que propuso el estagirita no ha cambiado en lo más mínimo, pues la técnica contemporánea, lejos de perder la capacidad de producir objetos materiales, lo que ha hecho es aumentar esa capacidad  pues vemos los dispositivos que solemos utilizar de manera cotidiana continuamente evolucionan trayendo, cada vez más, nuevas mejoras para deleite de los consumidores, ya sean estos niños, adolescentes y/o adultos, algunos de los cuales recurren a la tecnología como extranjeros digitales.

Como podemos constatar en nuestros días, la tecnología es algo que no deja de avanzar y que cada día pretende proporcionar al ser humano contemporáneo nuevas facilidades y formas de ocio, pero vemos que está lejos de su objetivo logrando exactamente lo contrario, pues el ser humano se ve inmerso cada vez más en ellos al estar pendiente de sus redes sociales o de recurrir a ciertas aplicaciones para recibir clases virtuales al estar impedido de reunirse en los lugares propios del proceso educativo como son los colegios y las universidades y otra clase de corporaciones que tienen alguna índole educativa. Sin embargo, no se está diciendo que la tecnología sea mala por sí misma sino que el ser humano es el que tiene que saber utilizarla, saberla usar para su verdadero provecho y saber hacer y sacar de ella su verdadera ventaja para perfeccionamiento como criatura perteneciente a la naturaleza. En estos tiempos de pandemia, nos hemos dado cuenta del aliado que representa la tecnología y la educación virtual, a pesar de que esta última siempre fue menoscabada en los tiempos de la presencialidad y, cuando termine esta situación de la pandemia, veremos y le daremos un mejor y más proporcionado lugar a la tecnología y a la educación virtual como tabla de salvación en momentos como estos en los que no podemos acudir a las instalaciones de nuestros centros educativos correspondientes.   

martes, 11 de mayo de 2021

Alteridad y reconocimiento del otro.

 Alteridad y reconocimiento del otro.

¿Qué es el lugar desde el punto de vista sociológico?

El sociólogo portugués Boaventura aborda el lugar r retomando, de manera crítica y creativa, el viejo planteamiento de la retórica aristotélica de los topoi, para elaborar una hermenéutica diatópica como método para el diálogo intercultural. Su propuesta interesa por dos razones específicas que se desarrollan puntualmente, sin entrar en el conjunto de la sociología de De Sousa Santos.

Primero, plantea el concepto de lugar, no desde los enfoques geográficos o materiales-territoriales, psico-ambientales y fenomenológicos, como es el análisis de John Agnew; tampoco desde la teoría sociológica de la producción social de Henri Lefebvre (ambos citados por Oslender 2008); mucho menos desde la analítica de los espacios del capitalismo global de David Harley (Oslender 2008; Páramo 2011).

Por otro lado, dichos universos de significados están hechos, según el sociólogo portugués, de topoi, que constituyen “lugares comunes retóricos ampliamente extendidos de una determinada cultura, autoevidentes, y que, por lo tanto, no son objeto de debate” (Santos 2014, 74). Lugares que, sin embargo, se vuelven vulnerables e incluso problemáticos cuando entran en contacto y en contraste con otras culturas. El establecimiento del diálogo entre los topoi, entendidos como valores, concepciones, saberes y todas aquellas prácticas de significados constitutivas de cualquier cultura (abierta y consciente de su incompletitud), constituye una de las principales finalidades de esta hermenéutica de Boaventura de Sousa Santos.

Esta concepción de los topoi del autor portugués tiene un inconfundible origen aristotélico que ha impregnado la clásica definición de lugar. Aristóteles, en su Retórica (1998), define los topoi como líneas de razonamientos con base en las cuales el orador (acusador o acusado en una batalla legal) o ciudadano (en una batalla política en la Asamblea o Ágora) fundamenta su argumentación para convencer a los oyentes. Los topoi aristotélicos constituyen unos recursos discursivos que permiten argumentar en una exposición, es decir, presentar los hechos como verdaderos o probables para persuadir a los oyentes. El filósofo griego ofrece varios casos de topoi que fueron utilizados en la historia griega. Un ejemplo dado por el pensador es: “si la guerra es el motivo de las actuales desgracias, es necesario hacer la paz para que se arreglen” (Aristóteles 1998, 209). Los topoi eran en la polis griega herramientas retóricas con fines políticos y jurídicos, tal como lo evidencian Aristóteles y algunos autores contemporáneos (Mas Torres 2003).

Todo lo anterior nos ayuda a inferir que el concepto de lugar ha ido cambiado poco a poco en el decurso de los siglo conservando, sin embargo, la influencia aristotélica original, aplicándose a contextos culturales y adaptándose a las circunstancias y retos particulares de nuestros días, de nuestro siglo XXI

 

 

El reciente surgimiento de gobiernos totalitarios a medida que terminaba el siglo XX y a medida que avanza el siglo XXI, ha traído consigo el florecimiento de muchas realidades adversas que han ocasionado el desgaste y la progresiva desaparición de muchos tejidos sociales que, con su diversidad, enriquecían a las distintas sociedades que constituían y de las que hacían parte. un ejemplo muy evidente de lo mencionado es el continuo flujo de inmigrantes que se da desde países que se encuentran en crisis económica, política, social y humanitaria hacia países que, aparentemente, han logrado superar o evitar todo este tipo de crisis debido a la transparencia de sus gobiernos. Muchos inmigrantes de esas sociedades se han visto en la penosa y difícil tarea o éxodo que implica dejarlo todo y desinstalarse de sus lugares de origen y buscar, muchas veces después de recorrer grandes distancias, nuevos horizontes para sus vidas y lugares estables donde instalarse y empezar una nueva vida con las personas que los acompañan en su azaroso camino. Tal es el caso, para mencionar una realidad muy cruda y al mismo tiempo cercana, de los inmigrantes venezolanos que se han visto obligados a dejar su tierra de origen y buscar nuevos caminos no solamente en Colombia sino también en otros países de Suramérica y de las demás américas luego de que su país, por la incompetencia e ineficacia de sus gobernantes (o más precisamente de la corrupción de los mismos) ha llevado a un país al colapso total de sus instituciones en todos los ámbitos de la sociedad civil al punto de hacer insostenibles las vidas de sus mismos ciudadanos que han tenido que irse a otras latitudes para buscar un futuro mejor para los suyos. Sin embargo, pese a lo crudo de esta situación, esta situación de la inmigración de personas de un país a otro no es algo nuevo. Hemos de recordar que, gracias a la gran crisis ocasionada por la primera guerra mundial, muchos europeos (españoles, italianos y alemanes) dejaron sus tierras para buscar nuevos horizontes en américa, especialmente en el cono sur, y empezaron a mezclarse con la cultura americana que ya se había establecido en el continente desde las primeras décadas después de la independencia con respecto al dominio español. En estas dos situaciones, distantes entre sí por el tiempo, pero iguales en sus causas y sus posteriores consecuencias, vemos que la situación continental y nacional de un país siempre repercute en las decisiones que tome una colectividad al momento de buscar una nueva ruta para su subsistencia en medio de las diversas circunstancias que la misma tenga que afrontar. Algo que también ha sucedido, y que ha perdido relevancia en el reporte de los noticieros diarios, es el continuo flujo de inmigrantes desde el continente africano hacia las costas de la Europa insular y continental mediterránea en busca de mejores condiciones para sus vidas y también el continuo flujo de inmigrantes mexicanos y americanos insulares hacia el sur y el suroeste de los estados unidos persiguiendo el mismo cometido: una mejoría en sus condiciones de vida para sí mismos y para los que los acompañan en esos viajes, que muy a menudo son muy peligrosos y que muchas veces no se pueden realizar sin perder la vida en el proceso y, aun así, estas fatales estadísticas no hacen que los gobiernos de una y otra parte no busquen soluciones mancomunadas hacia este tipo de situaciones. Sin embargo, también es cierto que muchos de esos gobiernos no están ni capacitados ni dispuestos a solucionar estas desavenencias porque los ocupan otras situaciones, que por lo general son cuestiones políticas, para que estas situaciones se terminen o para llevarlas a una conveniente solución.               

Otro detonante de toda esta situación anómala que amenaza el sano pluralismo existente en las diversas regiones del globo terrestre es el fundamentalismo religioso que ataca a todas aquellas sociedades, instituciones, grupos e individuos que no comulguen con las ideas de los dominadores atacándolos y acabando con todo aquello que diverja de las ideas que los dominadores quieren imponer al resto de los individuos que conforman estas sociedades. Por momentos he llegado a pensar que hemos llegado a un retroceso anacrónico poniendo de moda nuevamente un fenómeno que sucedía mucho en la tardía edad antigua y en toda la extensión de la edad media: la intolerancia hacia aquel individuo que tuviera unos valores o creencias religiosas distintas a la mía y que, por lo tanto, debía ser evangelizado o aniquilado porque sencillamente no existía aquella apertura que da lugar a la tolerancia y al respeto necesarios que dan origen a la diversidad y a la riqueza de una sociedad pluralista. Por un momento llegué a pensar que se había olvidado la declaración de los derechos humanos de 1948 en la que se establecía como derecho intrínsecamente humano la libertad de las creencias de cada quien. En la experiencia de muchos países hemos descubierto lo efímero y poco estables que resultan estos sistemas totalitarios porque siempre el poder de las decisiones recae en una sola persona y sabemos que “quien mucho abarca, poco aprieta”. Volviendo al tema de las intolerancias contra las personas que profesan una fe distinta a la musulmana, hay que mencionar algunos hechos que lograron llamar la atención del mundo por las zonas en que estos se dieron. Hay que mencionar, por ejemplo, el atentado sucedido el 15 de noviembre de 2015 en parís, que dejó decenas de personas muertas contra denigrantes de las ideas musulmanas y que, en el fuego cruzado, mataron a civiles que no tenían nada que ver con disputas sobre la fe; de hecho, lo que este grupo buscaba era la aniquilación completa de cualquier minoría divergente. No justifico el ataque de los musulmanes ni tampoco la intolerancia manifestada por ellos sino que busco condenar y reprobar estas atrocidades porque van en contra de la dignidad y de la libertad de las personas como seres integrantes de una sociedad. 

Entre otros acontecimientos de esta misma índole podemos mencionar los continuos ataques y persecuciones que padecieron las minorías religiosas de estos países por culpa de los hostigamientos de los grupos islámicos. Estos asedios tomaron la forma de ataques a templos y lugares de culto cristianos que quedaron arrasados y desaparecidos en su totalidad durante 2016 y casi hasta finales de 2017 cuando el ejército sirio había recuperado por completo las ciudades que el estado islámico había logrado conquistar en su pasajero y tiránico dominio en las tierras sirias. La conclusión que podemos sacar de todo esto es que, como en la edad media, la igualdad y el respeto tiene como precio la guerra y el poderío militar que una nación pueda adquirir sobre otra. Entonces, la pregunta es: ¿realmente el hombre ha logrado convertirse en un ser civilizado capaz de evitar el peor conflicto de todos que es la guerra o solamente está buscando y esperando una oportunidad para ocasionar otro conflicto de características o proporciones similares a los que se vivieron en el pasado siglo XX? Anochecerá y veremos qué sucede, esperando siempre que suceda lo mejor para el ser humano de estos tiempos.

sábado, 1 de mayo de 2021

Muerte: el poco éxito del exitus.

 Muerte: el poco éxito del “exitus”[1]

El año 2020, sin saber si quiera que nos equivocaríamos grandísimamente, estaba destinado a ser un año más como cualquiera de los otros que nos han precedido en el decurso del siglo XXI y, por ende, un año más dentro del montón. Sin embargo, todo empezó a cambiar cuando, de repente, un virus de origen todavía incierto, apareció en la lejana de tierra de Wuhan, en china a finales del año 2019. En ese momento, no teníamos ni la menor idea de lo peligroso y lo letal que era ese virus, pero con el comienzo del 2020 este nuevo agente infeccioso empezó a ganar relevancia a medida que iba esparciéndose en diversas latitudes a lo largo del globo terráqueo, causando mortandad de personas de todas las edades; cientos y cientos de miles de personas se reportaban como muertas y hospitalizadas de gravedad por el contagio de esta nueva enfermedad en las unidades de cuidado intensivo en todas ciudades del mundo, paulatinamente los comercios, las agencias turísticas, muchas personas (todos aquellos que no pudieron adaptarse al teletrabajo) perdieron sus empleos, muchas pequeñas empresas y negocios nacientes cayeron en la ruina y la desesperación ante una situación económica gravemente desmejorada de improviso, las playas y todos los comercios no esenciales empezaron a cerrarse debido a la grave situación a la que nos ha abocado este fenómeno, que es conocido como una pandemia. Pandemia hace referencia a una epidemia a muy grande escala en que se ve amenazada con la muerte la vida de muchísimas personas de una amplia región del mundo (o, en este caso, de todo el mundo) y de las subsiguientes repercusiones que, en mayor o menor plazo, deja a nivel local, regional, sanitario, económico y social con consecuencias, en algunos casos, difíciles de superar. Actualmente, y luego de unas cuantas investigaciones pertinentes al respecto, China dice, con mucho descaro, que deberíamos buscar el origen del virus en los Estados Unidos, pero para nadie es un secreto que este virus pudo originarse en un laboratorio como un arma biológica salida de control por parte de sus presuntos creadores o que surgiera producto de  la mordida de un murciélago (en cuyo caso tendríamos que culpar a Batman) a otro animal y que pasara de ahí al paciente 0, que es el origen de la pandemia.    

Aparentemente, 2020 sería un año más como cualquier otro, pero de un momento a otro todo cambió y nos obligó a mirar la vida desde una perspectiva muy distinta de la que ya estábamos a mirarla y, sorpresivamente, tuvimos que encerrarnos todos en nuestras casas, llenándonos de ansiedad en el proceso. Si salimos o entramos a algún lado, entonces tenemos que lavarnos las manos y usar tapabocas para evitar cualquier riesgo de contagio de coronavirus, debemos dejar nuestro calzado en la puerta de nuestras casas, no podemos (o no debemos) tener un contacto físico cercano con las personas que solemos ver a diario y muchas de nuestras actividades son realizadas de una manera distinta de como solíamos realizarlas. Nos encontramos ya empezando nuestro mes de mayo de 2021, 17 meses del inicio de la pandemia, y aun no sabemos a ciencia cierta cómo se originó este enemigo invisible del coronavirus, pero cuyas consecuencias devastadoras las hemos podido constatar en diversos países de todo el mundo como Italia, y España y de ahí al resto de la Europa continental e insular (donde, como si no fuese suficientemente mala la situación, se originó una de las variantes del virus, que es más contagiosa, pero menos mortal según dicen los expertos) en los cuatro primeros meses del año. Luego, a finales del mes de febrero del año pasado, llegaba a Brasil y de ahí llegó a nuestro país y los casos empezaron a multiplicarse y a ser autóctonos desde el 6 de marzo del año pasado. Las ciudades que más se han visto afectadas por esta pandemia han sido Bogotá, Medellín (en cuyo departamento, Antioquia, ya no dan abasto los hornos crematorios por tantos muertos) y Cali, donde las unidades de cuidados intensivos se han visto desbordadas ante el creciente número de casos que requieren hospitalización. Aquí podemos darnos cuenta que depende de nosotros cambiar esta situación porque el coronavirus no es un monstruo Frankenstein  que no podamos vencer sino que está en nuestras manos terminar si ponemos de nuestra parte para superar la pandemia, pero necesitamos mucha conciencia ciudadana para que podamos salir airosos de una contingencia como esta, una contingencia que nadie vio venir y de la cual no vemos todavía el final. Sin embargo, todo lo que empieza tiene un final y algún día no lejano veremos la luz al final del túnel y todo volverá a ser como antes (o incluso mejor, si hemos aprendido y tenido en cuenta todas las lecciones que nos enseña esta pandemia hoy); y por supuesto que queremos que termine toda esta situación anómala lo antes posible, pero lo importante es que aprendamos y apliquemos a toda nuestra vida las lecciones que nos dejan estos tiempos adversos para ser más humanos y más solidarios los unos con los otros. Sólo entonces podremos decir que esta pandemia nos cambió para bien y que pudimos salir más humanos de todo esto. Esperemos que tantas muertes y contagios terminen cuanto antes y que todo pueda volver, de una vez por todas, a la normalidad.