Sintonizarse con los Derechos Sexuales y Reproductivos
En los últimos tiempos se ha venido poniendo de moda el
postulado de los derechos humanos en
sexualidad o, también llamados, derechos sexuales humanos. Con base en
ello, en este ensayo hablaremos un poco sobre este fenómeno que ha venido
adquiriendo fuerzas y auge en todas las sociedades humanas contemporáneas y de
las potenciales repercusiones que tenga el hecho de hablar sobre estas cosas
sin tantos tabúes como solía suceder en tiempos escasamente anteriores, poco
antes de que empezara el siglo XXI.
Es importante
enriquecer la vivencia de la sexualidad en las personas con discapacidad y la
labor de quienes en su quehacer diario dedican su tiempo a orientarles y de
esta manera propiciar la aplicación de los conocimientos profesionales a las
áreas sexuales, promoviendo la autodeterminación sobre sus propias vidas y la
responsabilidad que conlleva el ejercicio de una sexualidad, con amor, respeto
y responsabilidad. La siguiente actividad nos permitirá comprender y reconocer
los derechos sexuales y reproductivos individuales y colectivos consagrados en
la Constitución política de Colombia, los mecanismos para su exigibilidad; y
conocer la Normatividad y las políticas públicas en sexualidad y discapacidad.
La
sexualidad es algo de todos
En el año de 1948 surgió la declaración universal de los
derechos humanos como una garantía de la igualdad de todos los seres humanos
entre sí: una igualdad dignidad, unos mismos derechos y deberes ante la ley de
modo que se iniciara la igualdad entre todos los seres humanos. Esto sucedió en
años inmediatamente posteriores al conflicto bélico más grande y famoso que ha
encarado la humanidad hasta hoy: la Segunda Guerra Mundial. En esos tiempos la
humanidad había adquirido una enorme consciencia de sí misma y de su lugar en
el mundo: no había sido creada para destruirse sino para desarrollarse y edificarse
en el mundo para su plena realización. Pues bien, así como hay una declaración
universal de los derechos humanos, también existe, aunque no explícita ni
oficialmente, un movimiento que empieza a abogar por los derechos sexuales y
reproductivos humanos.
Un ejemplo claro de esto lo vemos en el llamado que se
les hace a las personas a vivir una sexualidad activa responsable: muchas
parejas que no están casadas, o incluso si están casadas y no quieren tener
hijos, son conscientes de que deben acompañar su actividad sexual con el uso de
preservativos (sean estos pastillas o condones), o de métodos anticonceptivos
como el ritmo (o entre otras prácticas sexuales anticonceptivas) para evitar un
embarazo no deseado. Asimismo, muchas veces nos encontramos en nuestro diario
vivir con casos que entrañan una sensible y dolorosa contradicción: por una
parte, existen aquellas familias y parejas que, teniendo todas las condiciones
económicas y financieras, han decidido cerrar el ciclo de la procreación y prefieren
vivir una vida sexualmente activa, pero exclusivamente esponsal y lejos de una
de las principales finalidades del matrimonio: la generación de la prole para
la conservación de la especie humana. Evidentemente que cada quien vive su
sexualidad de acuerdo a su elección y decisión responsable, pero no es menos
cierto que casos como este contribuyen a un declive de la prole y
envejecimiento demográfico a falta de generaciones que sustituyan a las
generaciones precedentes como lo estamos viendo en países desarrollados y en
países en vías de desarrollo como el nuestro. Es decir, si eres capaz de
comprar todos los métodos anticonceptivos que te recomiendan, también tienes la
posibilidad de mantener y cuidar dignamente a tu descendencia (se recomienda
vivamente la generación de la prole para la conservación de la especia y de la
sociedad humana, pero también es necesario que esto suceda desde la libertad
individual responsable). En este mismo sentido, existe el caso contradictorio de aquellas
parejas que, queriendo y no pudiendo
tener hijos, recurren a métodos artificiales para poder tener descendencia:
inseminación artificial o donación de esperma, entre otros. Otro caso que
encierra una contradicción es el hecho de que, en un núcleo familiar
determinado, no se tenga consciencia ni conocimiento de lo que es la paternidad responsable. La paternidad
responsable es aquella disposición prudente que consiste en vivir el ritmo de
la procreación de manera adecuada y responsable en consecuencia con la
condición económica y financiera que se viva en un momento concreto y
determinado de la historia familiar del hogar. Esta carencia de paternidad responsable quiere decir que
hay incontables núcleos familiares que traen muchos hijos al mundo sin tener
los suficientes medios económicos y financieros y, así, los hacen pasar
necesidades de todo tipo solo porque sus padres no se dan a la tarea de
procurar condiciones dignas para sus hijos, y esta es una de las causas de los
entornos pobres en nuestro país.
Volviendo a nuestro tema principal, y con todo lo
frecuente que es la recomendación de los métodos anticonceptivos, hay hombres y
mujeres que deciden recurrir (muy inmoral y equivocadamente, por supuesto) al
aborto de los niños no nacidos, y esto es algo muy irresponsable de su parte.
Que una mujer proteste desnuda en la calle “clamando por sus derechos sexuales”
no quiere decir, ni mucho menos, que está abogando y luchando por sus derechos
sexuales porque ella no se hace más mujer exponiendo su cuerpo en público y
rapándose la cabeza sino todo lo contrario: los está vendiendo al mejor postor
porque muchas veces se arrepienten de eso y desean revertir la situación
queriendo hijos y resulta que, por hacerse un aborto, pierden completamente la
capacidad de ser madres en el acto. Si uno y otro tienen la suficiente
iniciativa para tener sexo, también han de tener la suficiente responsabilidad
para cuidarse y/o para engendrar y tener hijos.
Se había dicho en la introducción que la sexualidad, con
el final del siglo XX y con el comienzo del siglo XXI, ha dejado de ser un tema
tabú en los temas de conversación para los más jóvenes. Esto es algo muy bueno
porque muchas veces la sexualidad era vista como lo peor que tenía la especie
humana (siendo que la corrupción política y la carencia de honestidad son las
peores) al punto de que muchas mujeres y hombres eran coaccionados a contraer
matrimonio con aquellas personas con las que llegaban a tener sexo prematrimonial
y engendrar hijos solo para guardar las detestables apariencias de rectitud en
los hogares que se decían practicantes religiosos. Podría considerase, incluso,
que el hecho de que las personas, en el 50% de los casos, ya no quieran
procrear se debe a que la sexualidad era vista como algo prohibido (no sagrado
y algo digno de respeto, pues fue instituido por el Señor para la conservación
de la especie humana) y entonces eran más señaladas las mujeres y los hombres
que concebían hijos por fuera del matrimonio que aquellos ladrones de cuello
blanco que le robaban al Estado (y que, por supuesto, le roban todavía) y que
fácilmente pasan desapercibidos ante la opinión pública. Otro error, derivado
de la misma situación mencionada arriba, es que no hay una educación sexual ni
por parte de los padres de familia (los padres de familia muchas veces no
inspiran esa confianza en sus hijos) ni por parte de los colegios y por esto
muchas veces acuden a lugares y sitios virtuales y reales a buscar todo aquello
que en el hogar y en la escuela no son capaces de encontrar, por otro lado, querer
vivir la sexualidad plena y libremente no es un delito porque ella hace parte
de lo que somos, es decir, seres humanos y no seres asexuados que no necesitan
reproducirse porque a nadie se le puede excluir de la posibilidad de amar y de
expresar su amor y de ser correspondido por alguien a quien se le profesa
sinceramente amor y deseo. Eso es lo que somos, y quien pretenda vivir su vida
de una manera opuesta (sin aceptar su humanidad y todo lo que ella implica)
debe reconocer su error y reconocer y actuar de acuerdo con la naturaleza que
le es propia: la naturaleza humana.
Los Derechos Sexuales y Reproductivos son derechos
humanos que todas las personas tenemos, sin embargo, en algunas personas que
tienen alguna discapacidad es visto como si fuera una enfermedad, presentándose
esto como un rechazo y discriminación. En algunos casos se puede evidenciar
estos mismos rechazos en las familias, provocando alteraciones en la vida
social, emocional, personal, dando lugar a varios limitantes en la calidad de
vida de las personas con discapacidad intelectual y reflejando ciertos imaginarios.
La sexualidad comúnmente presenta imaginarios, es decir
teorías que no son reales como son, Educación sexual con discapacidad
intelectual, los niños, niñas, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual
puedan vivir su sexualidad de manera más, o menos sana, adecuada socialmente, y
plena, no depende exclusivamente de su limitación intelectual, sino de las
vivencias y de los apoyos que su entorno familiar, escolar y social, les
posibiliten o les nieguen.
Las personas con discapacidad resultan poco atractivas
sexualmente para otras personas. Este es un aspecto muy importante para tratar,
puesto que en el marco de la sexualidad las personas que son discapacitadas
tienen un estereotipo poco atractivo para personas del común que no poseen esta
dificultad, además los medios de comunicación han marcado una tendencia hacia
ello, debido a que se han encargado de difundir una imagen “perfecta” de la
mujer. Sin embargo, aunque una mujer con discapacidad cumpliera con unas
medidas esculturales en su cuerpo, carecería de virtudes que la harían social y
atractivamente bella.
Seres asexuados. Se considera un imaginario ya que en
nuestro entorno social se cree que las personas con discapacidades no poseen
actividad sexual o carecen de atracción sexual.
No se le da importancia a los sentimientos y emociones de
las personas con discapacidad. Se considera un imaginario ya que al igual que
el resto de la población las personas con discapacidad experimentan emociones y
sensaciones propias de los seres humanos.
Incapaces de tener relaciones sexuales con amor. Se
considera un imaginario ya que se mantiene la idea que solo tienen algún tipo
de relación sexual solo por necesidad fisiológica.
Actualmente las personas con discapacidad tienen ejercen
libremente su sexualidad a través de unos derechos, los cuales son:
ü Derecho a la integridad física, psíquica y social.
ü Respeto a la opción de la reproducción.
ü Elección del estado civil.
ü Derecho al reconocimiento y aceptación de sí mismo, como
hombre, como mujer y como ser sexuado
ü Elegir si se tienen o no relaciones sexuales.
ü Derecho a recibir protección ante la amenaza o la
violación de los derechos fundamentales, sexuales y reproductivos.
ü Derecho a la intimidad personal, la vida privada y al
buen nombre.
Las personas con discapacidad tienen un desarrollo sexual
adecuado, porque ellos tienen emociones, sentimientos y además sienten igual
que nosotros. La discapacidad no es un limitante para el desarrollo pleno de
esta, solo hay que buscar estrategias que hagan de este un proceso sano y
tranquilo para el ser humano como tal. Considero que las personas con
discapacidad no tienen ningún impedimento para abordar la sexualidad, ya que
deben ser tratados y valoradas por el hecho de ser seres humanos y con los
mismos derechos que todas las personas.
La sexualidad hace parte de nuestro ciclo vital, y es en
este dónde se van a estrechando vínculos en la familia lo que posibilita una
buena relación y confianza para abordar el tema de la sexualidad. Tratar de
explicarle paso a paso todo para que así pueda entender la importancia de la
sexualidad en su vida, puesto que de acuerdo a cada etapa de su crecimiento
deberá enfrentarse a ciertas situaciones en las
que el tema sexual será tratado y este deberá saber cómo actuar ante
esta situación, ante el tema de la sexualidad creo que debe ser un tema tratado
principalmente por los padres ya que son
las personas más cercanas a ellos y sus lazos de afectividad les permitirá
abordar adecuadamente el tema.
Las ineludibles conclusiones a las que llegamos en este
ensayo son las siguientes:
·
Así como hay una declaración universal de los
derechos humanos, debería haber una declaratoria para que se incluya la
educación sexual en las aulas, de manera que se pueda vivir la sexualidad de
una manera más consciente y responsable.
·
La sexualidad es algo que se debe hablar sin
vergüenza porque, si lo hiciéramos, sería como avergonzarnos de nuestra
naturaleza humana.
· Es necesario hablar de la sexualidad humana con naturalidad y madurez, porque somos sexualidad y no exclusivamente psicología.