lunes, 20 de diciembre de 2021


EL CONDE DE SAINT-GERMAIN[1]

Un extraño caballero supuestamente inmortal

Durante su paso por Paris, entre 1758 y 1760, se conoce al sorprendente conde de Saint-Germain. Tanto en los salones de la capital como en las cortes de Europa, circulan rumores insensatos acerca de su edad, ¡tendría más de tres mil años, habría conocido a Jesucristo, sabría fabricar diamantes y volverse invisible!

En 1745 se menciona por primera vez al conde de Saint-Germain... Este hombre que parece tener cincuenta años y que vive en Londres desde hace dos, es detenido ese año portando cartas favorables a los Estuardo. Inglaterra, que acaba de reprimir la revuelta de los jacobitas, desconfía de los extranjeros y mis especialmente de los franceses: durante varias semanas Saint-Germain es mantenido bajo arresto domiciliario. Reconoce entonces dos cosas: vivir bajo un nombre falso y no querer tener nada que ver con las mujeres. La personalidad de Saint-Germain es lo suficientemente intrigante para que Horacio Walpole, miembro del Parlamento y amigo de Diderot y del resto de los enciclopedistas, lo cite en su correspondencia, describiéndolo como un "hombre singular".

EL AMIGO DE LUIS XV

Saint-Germain deja Londres en 1746; ¿qué hace entonces? No se sabe nada de él durante doce años. Según algunos, se va a Alemania, donde se dedica a las investigaciones químicas y alquímicas. Según otros, viaja hasta la India y el Tíbet; no existe ninguna prueba de sus periplos, pero más tarde se constata que el conde posee un profundo conocimiento de Oriente. Llega a París a comienzos de 1758, e inmediatamente envía una petición a Marigny, director de Obras y Edificios del rey. Solicita que una casa real sea puesta a su disposición para poder instalar ahí un laboratorio y una fábrica, prometiendo a cambio a Luis XV "el más rico y más raro descubrimiento que se haya hecho". Abierto a la investigación de las "artes útiles", Marigny le asigna el castillo de Chambord, gran construcción abandonada en ese entonces. Saint-Germain instala en las dependencias a sus asistentes, sus obreros y su laboratorio. Sin embargo, pasa más tiempo en París que en Chambord y, rápidamente, es invitado a los más famosos salones. Se presenta ante a marquesa de Pompadour: ésta, seducida, lo presenta al rey. Luis XV aprecia inmediatamente al brillante personaje que se incorpora pronto al círculo de sus más cercanos. En estas circunstancias, Saint-Germain es descrito como un hombre de cuarenta y cinco años, a pesar de que han pasado más de diez desde su estadía en Londres.

LEYENDA Y DESGRACIA

Dos anécdotas auténticas provocan los rumores acerca de los conocimientos alquímicos y la inmortalidad del conde de Saint-Germain. Esta es la primera: posee una bellísima colección de piedras preciosas y cierto día pretende ante el rey saber rectificar las imperfecciones de los diamantes.

Luis XV le encarga entonces un diamante manchado. Unos días más tarde. SaintGermain lo trae perfectamente puro. ¿Utilizó un procedimiento químico o simplemente mandó tallar una piedra idéntica? Es un misterio. La segunda anécdota ocurre durante una cena con la anciana condesa de Cergy, que reconoce en él a un hombre que había conocido en Venecia hacía cincuenta años. Quizás simplemente por entretenerse, Saint-Germain no la desmiente: la historia da la vuelta en París.

Sin embargo, si el conde se ha ganado la simpatía del rey, se ha desvinculado del poderoso duque de Choiseul, principal ministro de Luis XV, que lanza una campaña para desacreditarlo. Choiseul le paga a un bufón llamado Gauve para imitar al conde de Saint-Germain y hacerse pasar por él. Gauve recorre los salones bajo la identidad de Saint-Germain, contando las historias más inverosímiles: que se tomó un trago con Alejandro el Grande, que estuvo de francachela en la boda de Casal y que, por lo demás, conoció muy bien a Jesús, a quien le había predicho un fin trágico. También, que había estado con Carlomagno. El fraude es pronto descubierto y Gauve es reconocido: pero las historias se siguen divulgando. Contrariamente a lo que espera Choiseul, el verdadero Saint-Germain no resulta ridiculizado, sino engrandecido, rodeado de ¡un aura misteriosa! Despechado, el ministro debe esperar hasta 1760 para lograr deshacerse de SaintGermain, acusándolo de espionaje. Habiendo caído en desgracia el conde se refugia en los Países Bajos. En los años siguientes se le ve en Italia, en Rusia, en Saxe, en Prusia: en todas partes, intenta montar laboratorios para seguir adelante con sus investigaciones... acerca de los pigmentos y los colores.

LA MUERTE DEL INMORTAL

En 1766, se coloca bajo la protección del rey de Prusia Federico II, pero lo deja al año siguiente. Finalmente llega a Gottrop, en el Báltico, donde es recibido por el príncipe de Hesse. Según el príncipe, a quien le hizo confidencias, muere ahí en 1781, a la edad de 93 años. Sin embargo, físicamente aparentaba sólo sesenta. Apenas se conoce la noticia, muchos se niegan a creer en la muerte del conde. Surgen los testimonios: algunos citan su presencia en un congreso masónico en 1785, se lo ve en Venecia en 1788, habría prevenido a María Antonieta de una inminente revolución al año siguiente, habría asistido al congreso de Viena en 1815, un inglés lo habría encontrado en Paris bajo Luis Felipe, otros lo habrían visto en 1905 en el Tíbet luego en 1926 en Roma. Testimonios que desgraciadamente son poco creíbles, al igual que el relato del pequeño anticuario llamado Richard Chamfrey, transformado en mensajero del corazón y del horóscopo de revistas para adolescentes que en 1972 intenta usurpar la identidad del ilustre personaje del siglo XVIII para tratar de seducir a una cantante de variedades.

¿QUIÉN ERA SAINT-GERMAIN?

A pesar de la docena de seudónimos que usa durante sus peregrinaciones, actualmente se sabe algo acerca del origen de Saint-Germain: sería hijo natural de la reina de España Marie-Anne de Neubourg, viuda de Carlos II, y de un noble, el conde de Melgar. Este parentesco explicaría el tren de vida fácil que siempre ha llevado, su educación y su cultura. Efectivamente, además de sus conocimientos puntuales de química, Saint-Germain es reconocido por sus contemporáneos como un hombre muy sabio, un músico hábil y un pintor de calidad. Su longevidad y su larga juventud pueden explicarse por una naturaleza demente y, en gran medida, por los constantes esfuerzos del conde por prepararse físicamente. Según los testimonios, durante toda su vida, Saint-Germain sigue estrictas dietas alimentarias, asistiendo a las comidas pero comiendo poco, sin beber jamás: aparece como un precursor de los adeptos de la dietética moderna. Saint-Germain, personaje excepcional que, burlándose de los rumores, nunca los desmintió, permanece en la historia y en la leyenda, ya que simboliza el sueño más antiguo del hombre: la inmortalidad.



[1] file:///C:/Users/ARNOLDO/Desktop/Los%20Grandes%20Enigmas%20-%20Larousse.pdf

sábado, 18 de diciembre de 2021

LOS RESUCITADOS DEL VIERNES SANTO

LOS RESUCITADOS DEL VIERNES SANTO[1]

Cadáveres egipcios salen de la tierra

“Todos los muertos enterrados en este cementerio salen durante el día de sus tumbas, permanecen inmóviles y privados de sentimientos frente a todos y, terminado este acto solemne, vuelven a sus sepulturas. El fenómeno se repite todos los años y no hay adulto en El Cairo que ignore este fenómeno.

Es así como en 1483 un europeo, B. de Breydenbach, relata por primera vez los fantásticos sucesos que se producen cada año en un cementerio de El Cairo. Su relato trata de un cementerio musulmán y la resurrección ocurre el día de la fiesta del santo a quien está dedicada la mezquita situada en Las proximidades.

EN EL LUGAR DEL MILAGRO

Durante trescientos años, desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, el milagro es regularmente narrado por los viajeros orientales, Según las épocas, los resucitados son musulmanes, cristianos o egipcios de la Antigüedad La fecha del milagro varía casi tanto como el lugar. En el siglo XV, la resurrección se fija el día viernes santo, aniversario de la muerte de Cristo. Sólo cambia la duración del fenómeno. Puede extenderse por los tres días que preceden al domingo de Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo, y a veces se alarga hasta dos o tres semanas después del viernes santo.

LOS MUERTOS VISITAN A LOS VIVOS

Según los viajeros europeos, que constataron por ellos mismos los hechos, o recogieron los relatos de los cairotes o de algún compatriota, los cuerpos aparecen enteros o por pedazos: cabezas, manos, brazos, pierna, pies. Ni los cuerpos ni los miembros se mueven; surgen bruscamente de la tierra o se quedan en la superficie sin moverse por unos instantes. Luego, son tragados por la arena.

Para asistir a esta “cuestión admirable y espantosa”, según los términos de un viajero de fines del siglo XVI, el público viene en masa sin importar su religión. Cristianos, musulmanes, judíos, todos están ahí para contemplar el milagro. Algunos rezan, mientras otros se arriesgan a tocar los cuerpos o los miembros muertos. La mayoría, sin embargo, se contenta con mirar. El gentío es similar al de una gigantesca feria y suscita un gran regocijo. Una parte del público se queda por la noche. Mercaderes ambulantes venden comida y bebida y se canta durante toda la velada.

DIOS O EL DIABLO

Es posible que en el origen de estos sucesos ocurridos los viernes santos haya otro milagro: la aparición de una luz, el sábado santo, en un viejo cementerio copto o cristiano, que prefiguraba la resurrección el domingo de Pascua.

En El Cairo se dice que los muertos que dejan su sepultura son escépticos que no creían en la resurrección. Para castigarlos, o para advertir a los vivos, Dios los ha condenado a que se entreguen a estas apariciones inquietantes.

Los viajeros occidentales atribuyen una manifestación del diablo a estos acontecimientos, más que la expresión de la voluntad divina. Algunas malas lenguas dicen tener ciertas dudas y piensan que se trata sólo de supercherías. Según opinan estas personas, los cuerpos y los huesos aparecen siempre que el observador está de espaldas... Algunos dicen, incluso que son los propios boteros quienes ponen en escena las resurrecciones para tener más clientes que crucen el río Nilo.

LOS COMEDORES DE CADÁVERES

La mumia. Mientras los cairotas se maravillan frente a los cadáveres de sus antepasados y los más audaces, cuando mucho, se atreven a tocar sus huesos, los europeos no dudan en consumir, como remedio, los cuerpos más o menos desecados de las antiguas momias. El remedio, llamado mumia, se fabrica en un principio a partir de momias. Aparece en las boticas bajo tres formas: pedazos de cadáveres, pasta negruzca o en un polvo obtenido por la incineración de cuerpos. Algunos fabricantes consideran que la búsqueda de momias es demasiado fastidiosa y encuentran mucho más práctico usar para su siniestro comercio cadáveres de acceso más inmediato, pero también más frescos... Un remedio soberano. Es a fines de la Edad Media cuando empieza a consumirse la mumia. Se considera a esta sustancia como un remedio para todo tipo de males, como los dolores gástricos y las heridas, y se prescribe para toda ocasión. El rey Francisco I es uno de sus consumidores más famosos. El comercio es floreciente hasta fines del siglo XVII. En esa época en Egipto, los fabricantes tenían que pagar grandes sumas de impuestos, por lo que dejan poco a poco esta actividad. Un célebre detractor. Ambroise Paré, el célebre cirujano francés de la segunda mitad del siglo XVI, denuncia drásticamente en sus escritos el uso de a mumia. Después de haber tratado de dar a entender a sus contemporáneos que los antiguos egipcios no embalsamaban a sus parientes y amigos para facilitar sus problemas de digestión, insiste en el hecho de que el remedio es peor que el mal. No es tomado en cuenta; ni siquiera después de contar el relato de su colega Guy de la Fontaine, quien visitó los talleres donde se fabricaba la mumia en Alejandría y conoció algunos secretos de su fabricación...

 


Hitler y la Thulé

HITLER Y LA THULÉ [1]

Las increíbles revelaciones de Nuremberg

Aunque se conocen los horrores perpetrados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, es menos conocido el papel que cumplieron unas extrañas sociedades secretas en la elaboración de la doctrina y en la ascensión al poder del régimen de Hitler. Mencionadas durante el proceso de Nuremberg, en 1946, las relaciones del Tercer Reich con el ocultismo y la magia negra no lograron atraer la atención de los jueces. Sin embargo, quizás a través de ellas se podría comprender mejor la gestación de algunas teorías preconizadas por los nazis, así como las actuaciones de algunos de los dirigentes más conspicuos del régimen.

¿SE INSPIRÓ HITLER EN LA THULÉ?

Uno de los fundamentos de la ideología hitleriana es el pangermanismo, doctrina que aspira a la unión económica y política de todos los pueblos de origen alemán. A esta reivindicación de una comunidad alemana en su sentido más amplio, los nazis agregaron el mito de la pureza de la raza. A esta corriente movilizadora de la opinión pública, se incorporaron numerosas sociedades secretas dedicadas al ocultismo y al extremismo político. En esto, la Alemania de los años 30 y 40 no se diferenciaba mucho de la China o de Japón, países en donde la política y el militarismo, estrechamente unidos, buscaban una justificación ideológica apoyándose en tina mitología hecha a su medida.

La más influyente de estas sociedades secretas que se extendieron por Alemania a principios del siglo XX fue el grupo de Thulé, fundado en 1912. Su nombre provenía de la última Thule romana, país mítico ubicado en el Norte Grande, en una llanura rodeada de resplandecientes montañas de hielo y habitada por una raza superior. Como la Atlántida, Thulé se habría hundido en el mar, pero algunos de sus habitantes habrían escapado al cataclismo y engendrado la raza aria... Los miembros del grupo Thulé veían en la raza nórdica y, especialmente, en los alemanes, altos, atléticos y rubios, de ojos azules, a los más puros descendientes de los sobrevivientes de Thulé. El pangermanismo se encontraba, pues, fundado sobre bases racistas, en las cuales el mito cumplía un rol legitimador. El iniciador de este grupo fue el alemán Sebottendorf y entre sus miembros se encontraban muchas de las personalidades del futuro Tercer Reich. Entre ellos, Dietrich Eckart, antiguo dramaturgo, que dio a conocer a Hitler las ideas del grupo; Rudolf Hess, quien sería más adelante el segundo hombre del partido nazi e inspirador de una parte importante del manifiesto de Hitler, Mein Kampf, redactado cuando ambos se encontraban en prisión después del fracaso del alzamiento del 3 de noviembre de 1923 en Munich; Alfred Rosenberg, el ideólogo de la doctrina racista hitleriana y Karl Haushofer, militar de carrera y diplomático, inventor de la idea del Lebensraum, el “espacio vital indispensable, según él, para el completo desarrollo de una “raza superior", la alemana.

LA SVÁSTICA O CRUZ GAMADA, UN SÍMBOLO DESVIADO

Por lo demás, es del blasón del grupo Thulé de donde Hitler sacó el emblema del Tercer Reich. La cruz gamada, nacida de la svástica, símbolo solar ario cuya existencia fue divulgada a los miembros de la sociedad secreta por Haushofer. Este, que vivió durante mucho tiempo en el Tíbet a comienzos de siglo, conocía bien las prácticas y símbolos del budismo tibetano.

En Alemania se reunía con extraños personajes, que más parecían brujos que chamanes, los que se agrupaban bajo el nombre de “Bonetes negros”, una de las sectas religiosas del Tíbet. Pero, y evidentemente no fue por azar, el emblema difundido por él se encuentra invertido con respecto al verdadero sentido del símbolo oriental: la terminación de los rayos de la cruz está orientada de manera de formar un círculo que gira de izquierda a derecha, mientras que la svástica da vueltas en el sentido contrario. No era una fuerza positiva, sino un ideal maléfico, claramente expuesto el que inspiraba de este modo al emblema de la raza de los amos.

LA EXPEDICIÓN DE RUDOLF HESS

Pero es sobre todo en la conducta de Hess en la que se manifestaba la influencia del grupo Thulé y muy especialmente la de Karl Haushofer. Ella inspiró en particular el intento del delfín de Hitler por negociar una paz separada con Inglaterra. En efecto, según la doctrina preconizada por Haushofer, la única reparación viable de Occidente era entre los anglosajones y los germanos. Los ingleses no constituirían, pues, un enemigo a quien se debería aplastar a cualquier precio, sino más bien un adversario con el cual habría que negociar zonas de influencia... Hitler mismo cultivó por un tiempo esta idea. Efectivamente, se reunió, a principios de los años 30, en Wahnfried, última residencia de Ricardo Wagner (quien también glorificaba la leyenda nórdica), con un anciano inglés llamado Houston Stewart Chamberlain, un iluminado que afirmaba, con el mismo ardor que más tarde lo harían los nazis, la superioridad de los arios, es decir, los germanos y los anglosajones. No obstante, el Führer se decidió, finalmente, luego de muchas vacilaciones, a romper con Inglaterra. Fue, por lo tanto, por su propia iniciativa que, el 10 de mayo de 1941, Hess voló hacia Inglaterra y se dejó caer en paracaídas sobre Renflexshire, al sur de Escocia. Su objetivo era reunirse con el duque de Hamilton, miembro del Parlamento británico y Comandante de Ala de la Real Fuerza Aérea, quien actuaría como intermediario en las negociaciones de paz. Este habría sido contactado en 1940 por el propio Haushofer con miras a un encuentro eventual y luego nuevamente algunos meses antes de la expedición de Hess por unos intermediarios suizos y portugueses, miembros de una famosa sociedad secreta llamada Amanecer Dorado (Golden Dawn)... a la que también pertenecía Haushofer, Hamilton transmitió al nivel superior el anuncio de la visita de Hess, pero las negociaciones no llegaron a ninguna parte, puesto que el alemán sólo se representaba a si mismo...









[1]El presente artículo está tomado del siguiente enlace, que puedes consultar aquí:  file:///C:/Users/ARNOLDO/Desktop/Los%20Grandes%20Enigmas%20-%20Larousse.pdf

 


lunes, 6 de diciembre de 2021

El acuerdo de paz en Colombia: una mirada crítica a la situación de la paz en Colombia a cinco años del conflicto armado

 El acuerdo de paz en Colombia: una mirada crítica a la situación de la  paz en Colombia a cinco años del conflicto armado

En el presente ensayo se pretenderá dar una breve exposición subjetiva sobre una de las realidades más importantes para nuestro país en los últimos 21 años, cuando comenzamos el siglo XXI: el conflicto armado en Colombia, las negociaciones entre el  gobierno y  FARC y la firma de los acuerdos para la paz entre ambas partes y la situación actual que vive el país con respecto a la posteridad de la firma de estos acuerdos y sobre si los mismos pueden ser el comienzo de la verdadera paz en nuestro amado país. ¿Será posible adquirir la paz y, por medio de ella, alcanzar el verdadero progreso de nuestra nación? ¿Qué otros obstáculos tendremos que afrontar para que la paz sea una realidad palpable y no una simple quimera? “Amanecerá y veremos”, dijo el ciego.

Para empezar este ensayo, hay que contextualizarse un poco. Han pasado ya poco más de 5 años desde la culminación de las negociaciones entre el gobierno y las FARC, y una de las creencias más arraigadas y aferradas en el subconsciente colectivo de muchos de los colombianos es que este acuerdo, de por sí, es la solución definitiva de un conflicto que ha durado aproximadamente 60 años en nuestro país. En ese sentido, hay que recordar que el gobierno que firmó los acuerdos con las FARC no es el mismo que termina su mandato y que ha estado en pugna con lo que pretendió hacer Juan Manuel Santos en su momento de presidencia, y que ha visto en el señor Uribe Vélez el principal detractor de esta merecida pretensión de avance con su propaganda al ‘NO’ de los acuerdos pactados en la habana en 2016. Otro detalle que debemos tener en cuenta es que, dos años después, se realizaron en nuestro país los comicios electorales en los que un lacayo de Uribe se postuló a la presidencia y, para la poca sorpresa de muchos, fue elegido presidente del estado colombiano: fue entonces cuando Uribe prolongó sus ansias no satisfechas de seguir gobernando el país en la persona y gobierno de Iván Duque. Esto hizo que lo poco que estaba logrando Santos en sus últimos dos años de gobierno con respecto al acuerdo de paz diera un grave revés. Casi 140 de los 281 municipios del posconflicto cayeron en una nueva ola de violencia y los demás, por su parte, lograron salir definitivamente de él. En fin, el Gobierno de Duque hizo todo lo posible para que el proceso de paz fracasara, pero fue la comunidad internacional, las organizaciones sociales y el mundo campesino que se empeñó en que se avanzara y que el país no fracasara en su intento de construir una sociedad en paz. [1]

Esto último explica lo que mencione en la parte de arriba de este ensayo: el gobierno no cumplió lo que firmó porque el gobierno que firmó no es el mismo al que le correspondía cumplir lo pactado por las FARC. Sin embargo, la culpa de todo esto lo tiene el pueblo colombiano que, seducido por las sugestivas falacias del expresidente Uribe, decidió creer en la posibilidad de descartar la paz como “camino” para avanzar en la senda de un progreso mal entendido. Esta es una prueba fehaciente de que la paz, muy a pesar de todos nosotros, no es algo que podamos alcanzar o conseguir de una vez por todas sino que es algo que deberemos ir aprendiendo y consiguiendo poco a poco, como todas las cosas de la vida. El verdadero problema es que todos nosotros pongamos lo poco de nuestra parte para que el sueño y la aspiración de la paz sea una realidad palpable y que sea garantía del desarrollo que se debe el país a si mismo porque si nos preparamos un día para una guerra fratricida y sin sentido como esta, ¿Por qué no prepararnos para la paz y para el desarrollo, que genera las condiciones de vida que todos queremos, que todos, como colombianos, vivamos en el país o en el extranjero, deseamos para nuestra nación?

Para nadie es un secreto que el uribismo y todos sus secuaces han sido los principales enemigos de la paz como camino seguro del progreso de nuestro país, y eso lo hemos comprobado en el hecho de que muchos antiguos guerrilleros han retomado el camino de las armas, precisamente porque el gobierno que firmó los acuerdos no es el mismo al que le ha correspondido cumplirlos. Muchos de nosotros, y yo mismo me incluyo en ese numeroso grupo, fuimos engañados por los motivos que adujo Uribe Vélez para promocionar el “no” al plebiscito convocado por juan Manuel Santos a comienzos de noviembre de 2016. Lo digo porque yo opté por el “no”, creyendo en ese momento que los acuerdos de paz estaban errados en su misma esencia, pero también es cierto que Juan Manuel Santos cometió el error de convocar esta votación si ya todo estaba decidido con la firma de los acuerdos. Mi padre, que ya no se encuentra entre nosotros, tenía toda la razón al pensar que optar por el “no” era equivalente a querer la guerra, y ahora me doy cuenta de que es así.

Por otra parte, es lamentable ver que, a lo largo de estos años de gobierno de Iván Duque, el Uribe y sus secuaces han querido perjudicar, estropear y erradicar la jurisdicción especial para la paz con la falsa excusa de que la justicia a las víctimas no se garantizará porque optemos por el perdón sin mencionar que también hay una política que busca la verdad para los familiares de las víctimas y resarcir, en la medida de todo lo posible, a todos aquellos que han sufrido y sobrevivido a este cruento conflicto.

Podría pensar que esta ausencia de paz que quiere el uribismo es una oportunidad para imponerse como único dogma que quiere determinar el rumbo de un país como este, pero la pregunta es ¿para qué quiere eso? ¿Cuál ha sido la última pretensión que se esconde detrás de estos ininterrumpidos ataques? Otro argumento que ponen los que abogan por el uribismo es que “no deberíamos darle la autoridad del país a guerrilleros”, y se refieren a Gustavo Petro, que en otro tiempo perteneció al M-19 y que ahora es nuevamente candidato a la presidencia de la república. Lo que sucede aquí es que no podemos comparar a la guerrilla del M-19 con la de las FARC, pues actuaron de maneras muy distintas pese a que tenían en común el uso de las armas. El M19 atacaba a policías y militares, pero las FARC atacaban, secuestraban, reclutaban y asesinaban a cualquiera que se les atravesara en el camino sin ninguna clase de discriminación ni compasión por el pueblo colombiano. En ese sentido, cabe un interrogante: ¿Por qué las FARC están tomando la vía política luego de 55 años de conflicto armado? ¿Pretenden persuadir al pueblo con sus ideales desde sus puestos en las esferas políticas? Sencillamente, y después de todo el terror, dolor y llanto que han sembrado en los colombianos no lo van a lograr, pero el gobierno también tiene la culpa al no cumplir lo que prometió, más allá de que sean presidentes distintos los que han representado al país en estos años. He ahí el problema que nace con el cambio de gobiernos: muchas veces se pretende destruir lo que hizo el antecesor, y eso a veces quiebra los procesos de continuidad que debe haber… si ha habido gobiernos que, sucediéndose unos a otros en el mal, ¿Por qué no puede haber una serie de gobiernos que continúen lo bueno que hizo el anterior?

Pero la ecuación política no termina ahí. Otro factor olvidado, pero no menos importante, es la figura del ELN. Con respecto a este grupo armado ilegal, la situación es bastante parecida: el gobierno no quiere dar un paso a favor de un hipotético proceso de paz con esta guerra. Aquí hemos de recordar que, alguna vez, el ELN propuso un cese al fuego bilateral por algún tiempo, pero nuevamente el gobierno se negó, y parece inaudito que esta guerrilla tenga que destruir torres de electricidad para llamar la atención de un gobierno incompetente que, por querer lavarse las manos, le echa la culpa de sus errores a países como Cuba solo para salvar una imagen que todo el mundo sabe que es una completa farsa. ¿Hasta cuándo el gobierno pretenderá tener puesta esta mascara? ¿Acaso habrá necesidad de una intervención internacional más contundente para que el gobierno dominante en estos tiempos decida dar pasos en favor de la paz?

Ávila (2021) nos dice que “el Gobierno de Iván Duque hizo todo lo posible para que el proceso de paz fracasara, pero fue la comunidad internacional, las organizaciones sociales y el mundo campesino quienes se empeñaron en que se avanzara”. En ese sentido, nos damos cuenta que el gobierno de Duque, secuaz de Uribe Vélez, no quiere la paz porque al uribismo no le conviene, por alguna razón oscura y desconocida, el progreso que la paz puede impulsar en el país, y esto genera mucha más desconfianza en los demás grupos que pretenden reinsertarse en la vida civil en el futuro y que tienen ya toda la intención de hacerlo. 

Las ineludibles conclusiones a las que llego yo es que es necesario no solamente cambiar esa mentalidad de guerra que aún existe entre nosotros los colombianos. En ese sentido, se debe implementar una educación en tolerancia que acabe de raíz la polarización que tanto ha fragmentado a la sociedad colombiana en las últimas décadas. Hay que entender que la paz no es la ausencia de guerra sino el fruto de un orden social justo porque para nadie es un secreto que, aunque presuntamente haya acabado el conflicto armado, toda sigue la violencia en el país de muchas maneras que atentan directamente contra la democracia de este país como el asesinato de líderes sociales y otros modos soterrados de totalitarismo y de tiranía. Solo esperemos que los pasos del próximo gobierno, sea quien sea, estén verdaderamente dirigidos y orientados a la consecución de una paz estable y duradera. Apenas estamos empezando el siglo XXI, y podríamos tener la incertidumbre sobre el porvenir, pero también contamos con nuestros deseos de que todo evolucione y mejore. 

Arnoldo José De la Hoz, 03 de diciembre de 2021

 


jueves, 25 de noviembre de 2021

Julio César: una premonición fatal

JULIO CÉSAR, UNA PREMONICIÓN FATAL

La muerte de Julio César

El 15 de marzo del 44 antes de Cristo, a Las 11 de la mañana, César fue asesinado. Veintitrés golpes de espada derriban al dueño de Roma. Se cubre el rostro con su toga para no ser desfigurado, pero, antes de morir, en un último gesto de decencia, esconde sus piernas debajo de su vestimenta.

Los asesinos confiesan que su móvil era impedir que César restableciera la monarquía. Querían salvar la república. Sin embargo. César se negó siempre a tomar el título de rey. ¿De qué le serviría si ya ejercía una monarquía de hecho? Nombrado dictador vitalicio por el senado el 14 de febrero del 44, ya poseía todos los poderes. La acción de los conspiradores, lejos de restablecer la república, provoca una guerra civil en el Imperio.

SEÑALES INQUIETANTES

Sin embargo, el 15, día de los idus de marzo, poco faltó para que la intriga fracasara. Según el historiador Suetonio, autor de Vida de César, mucho antes de estos hechos aumentaron los presagios que debieran haber despertado la desconfianza de la víctima. En primer lugar, Spurinna, el arúspice, es decir, el sacerdote que lee el destino en las entrañas de las víctimas, advierte a César que correrá un gran peligro el día de los idus de marzo. Luego se descubre en Capua la tumba del fundador de la ciudad, Capys: el monumento contenía una extraña tablilla de bronce, con la siguiente inscripción:

"Cuando hayan sido descubiertas las osamentas de Capys, un descendiente de Iule (que César redama por ancestro) caerá por los golpes de sus deudos, y pronto Italia expiará su muerte por medio de terribles desastres..."

A esto se agrega el extraño comportamiento de los caballos que César ha consagrado al dios del Rubicón, después de haber franqueado este río con su ejército y desatado la guerra civil de la cual salió vencedor. Unos días antes de la muerte del dictador, estos animales se priva(n) obstinadamente de la comida y derrama(n) abundantes lágrimas (Suetonio). Finalmente, la víspera de los idus, un pájaro reyezuelo que llevaba una rama de laurel es despedazado por otros pájaros en la sala donde debe reunirse el senado.

LA NOCHE AGITADA

A medida que se aproxima la fecha fatal, las señales se hacen más precisas. Durante la última cena de César, éste discute con sus invitados acerca de la mejor manera de morir. El prefiere "la más inesperada", que se cumplirá. En las horas siguientes, su sueño se agita, probablemente perturbado por esta conversación. Sueña una pesadilla en la que vuela sobre las nubes y aprieta la mano del dios Júpiter. Aún más inquieta, su mujer, Calpurnia, sueña que el techo de la casa se desploma y que sostiene en sus brazos a su marido, que ha sido apuñalado.

Muy asustada por estos sueños, Calpurnia le ruega a César que no salga. Este cede: le pide a su amigo Marco Antonio mandar que se devuelvan los integrantes del senado. Pero Brutus, el hombre a quien César considera como su hijo y que forma parte de los conjurados, asiste a la cena. Consciente de que la conspiración está a punto de fracasar, interviene de pronto. Insiste que tal comportamiento no es digno del César. ¿Es acaso hombre que se deje impresionar por sueños y vanos presagios? Estas palabras convencen finalmente al dictador de no cambiar sus planes.

EL DÍA DEL CRIMEN

César sube a su litera y se dirige hacia el senado. A su paso un hombre se aparta de la multitud, le entrega una nota e insiste que la lea enseguida. Pero Julio César se distrae. ¿Qué contiene entonces este mensaje, que lo hace tan urgente? Nada menos que la revelación de la intriga... En el trayecto, se encuentra además con el sacerdote Spurinna. Le hace notar bromeando "Y bien, llegaron los idus de marzo". Así es, responde tranquilamente el adivino, llegaron, pero aún no han pasado... Sin inmutarse, Julio César sigue su camino. Cuando llega a su destino, los sacerdotes ofrecen los sacrificios. Inmolan víctima tras víctima, sin resultados. Sólo obtienen malos presagios. Y cuando el dictador, decepcionado, se vuelve hacia donde se está poniendo el sol, los sacerdotes ven una señal aún más siniestra. Finalmente, César entra en la curia donde se encuentran reunidos los senadores. Su escaño de oro ya está rodeado por un grupo de veintitrés senadores. Un vigésimo cuarto se quedó afuera para evitar que Marco Antonio pudiese socorrer a su amigo. Sin sorprenderse por esta aglomeración, Julio César avanza con confianza y se sienta. Los senadores siguen estrechando el cerco. Se levanta para repelerlos, pero uno de ellos tira su toga. Es la seña esperada. Los conspiradores empuñan la espada que llevaban escondida entre los pliegues de su ropa. Todos golpean al César: un solo golpe será mortal. Sorprendido de encontrar a Brutus entre sus asesinos, Julio César habría exclamado su famoso: "Tú también, hijo mío". ¿Tuvo tiempo de darse cuenta de que hubiera sido mejor escuchar los presagios, y no a su corazón o la voz de una presunta razón?

 


miércoles, 24 de noviembre de 2021

LA PRUEBA DEL FUEGO: El caminar sobre brasas investigado por científicos


LA PRUEBA DEL FUEGO

El caminar sobre brasas investigado por científicos 

A pesar de que los hombres, desde tiempos inmemoriales, han temido al fuego, han existido, en todos los continentes y en distintas épocas, algunos individuos que parecían haber adquirido una sorprendente inmunidad a las quemaduras. Hace muchos siglos que existe la práctica de caminar sobre el fuego y, sin embargo, sólo fue investigada oficialmente por los científicos en 1937.

El caso más antiguo de resistencia al fuego que ha sido relatado aparece en la Biblia, en el libro Tercero de Daniel: tres intendentes del rey Nabucodonosor fueron condenados a la hoguera, pero las llamas no parecían tener efecto sobre ellos: “Se reunieron los sátrapas, los magistrados, los gobernadores y las personas más cercanas al rey para ver a estos hombres y el fuego no tenía ningún poder sobre sus cuerpos, los cabellos de su cabeza no hablan sido consumidos, sus vestidos no se habían alterado y ningún olor a quemado salta de ellos."

Como caso aislado, este relato podría ser incluido entre los milagros que aparecen en la Biblia. Sin embargo, algunos siglos más tarde, Platón y Virgilio se refirieron a unos hombres que caminaban sobre carbones encendidos sin quemarse. Y, en el siglo III, Porfirio y su alumno Jamblico de Chalcis escribieron un estudio sobre este fenómeno.

 

DEL JUICIO DE DIOS A UNA EXHIBICIÓN DE SALÓN

En la Edad Media, esta inmunidad a las quemaduras aparecía como un don del cielo. Casi a fines de esa época, la ordalía o juicio de Dios recurría muy a menudo al fuego, ya que los justos no podían quemarse. En 1062, el obispo de Florencia fue acusado de corrupción por un hombre santo llamado Pedro Aldobrandini y la polémica fue zanjada con la prueba del fuego. Se cubrió un largo corredor de carbones ardientes y se prendió en cada extremo una gran hoguera. Aldobrandini atravesó el corredor sin que su piel ni sus vestiduras se quemaran y el obispo, que no quiso someterse a la misma prueba, debió renunciar a su cargo.

El 1215, el Concilio de Letrán puso fin, en teoría, al juicio de Dios. Pero en 1497, el prior y reformador florentino Savonarola, acusado de herejía, pidió que se le hiriera pasar la prueba del fuego para afirmar la justicia de su punto de vista. Se acobardó delante del brasero y... terminó condenado a la hoguera. En el siglo XVII, el cronista inglés Juan Evelyn dio testimonio en su Diario de haber conocido a un traga-fuegos llamado Richardson, que hacía demostraciones en los salones londinenses: "Frente a nuestros ojos se comió unos carbones al rojo, mascándolos y tragándoselos; hizo fundir un vaso para cerveza y se lo tragó entero. Colocó un carbón ardiente sobre su lengua y encima de él una ostra cruda. Atizaron el fuego del carbón hasta que se inflamó y lanzó chispas en su boca y permaneció así hasta que la ostra se abrió y se coció completamente. Enseguida, mezcló pez y cera con azufre y se lo bebió en cuanto estuvo encendido. Vi cómo esta mezcla llameaba en su boca por un buen tiempo".

CON LA PIEL DESNUDA SOBRE LAS BRASAS

Desde el siglo XVII, los viajeros comenzaron a relatar hechos increíbles que habían visto en lejanos países. El jesuita Pablo Lejeune, a su regreso del Nuevo Mundo, relató sus aventuras con los indios hurones en 1637: "Ustedes deben creerme pues hablo de cosas que he visto con mis propios ojos” escribió antes de contar a sus contemporáneos que los hurones frotaban a los enfermos con brasas ardientes y que, en ningún caso, la piel se quemaba. Otros relatos de personas que caminaban sobre el fuego vinieron de Asia. Se contaba que unos hombres, con los pies desnudos, atravesaban fosas llenas de brasas ardientes sin sentir dolor ni quemarse.

En 1590, cuatro ingleses, entre los cuales se contaba un médico, el Dr. Hocken, intentaron realizar en la Polinesia esa experiencia y, ante su gran sorpresa, sólo sintieron una leve picazón. Su relato dio lugar a un escándalo en los medios científicos londinenses y la controversia duró unos cuantos años. Muchos científicos estaban persuadidos de que se trataba de una superchería, ya que, según ellos, los indígenas pasaban demasiado rápido para tener tiempo de quemarse o se protegían los pies con una sustancia aislante o, incluso, tomaban drogas que inhibían el dolor.

UN TESTIMONIO CIENTÍFICO

Un testimonio científico El 9 de abril de 1937, unos investigadores de la Universidad de Londres quisieron aclarar el asunto de una vez por todas y reconstituyeron el experimento en una forma científica. En la campiña de Surrey, en Carshalton, abrieron una fosa de siete metros y la llenaron de brasas. Los termómetros registraron una temperatura de 430° C sobre la superficie. Un joven hindú aceptó servir de conejillo de Indias. Se comprobó que no podía haber ningún fraude, ya que la piel de la planta de los pies del joven era fina y suave, y enseguida éste cruzó por cuatro veces consecutivas la fosa frente a los ojos de los científicos, quienes examinaron la piel inmediatamente después y luego al día siguiente. El resultado fue indiscutible, ya que no había ninguna huella de quemaduras. Otros experimentos pusieron en evidencia que al caminar, la planta del pie no es in sensible a otros dolores. El profesor Stephenson, al atravesar una fosa de veintisiete metros llena de piedras ardientes en el Japón, sintió un corte que le hizo una piedra cortante. Por lo tanto, es imposible concluir que el pie tiene una insensibilidad total, pero pareciera que la "anestesia” es selectiva y sólo sirve para el calor. Desde entonces, este Fenómeno ha sido constatado por miles de testigos en diferentes puntos del globo: en África, América del Norte, Haití, la India, la Polinesia, Malasia, el Tíbet, las Filipinas, las islas Fidji, Japón e, incluso, en Europa, en Grecia... En la comunidad tamul de la Isla de la Reunión, se organiza todos los años, en el mes de marzo, una gran caminata sobre el fuego, a la que acuden miles de turistas. Todos pueden asistir a este acontecimiento ver fotos y reportajes televisados; el caminar sobre el fuego es un hecho evidente que nadie puede negar. Pero la ciencia, obligada a constatarlo, ha renunciado a explicarlo. Habría que aceptar que la medicina occidental tiene un inmenso campo aún sin explorar, especialmente en lo que se refiere al control de la mente sobre el cuerpo.

UN TESTIMONIO DE ESTE SIGLO

Monseñor Despature, obispo de Mysore India, asistió en marzo de 1921 a una caminata sobre el fuego y lo contó así: “Los empleados del rey prepararon una fosa en el parque que tenía dos metros de ancho por cuatro metros de largo y la llenaron de carbones al rojo vivo hasta un espesor de por lo menos veinticinco centímetros. Yo me acerqué a esta hoguera y la examiné con cuidado, ya que no quería que me engañaran. Y bien, les puedo asegurar que era un fuego verdadero (...) Cerca de la hoguera estaba un mahometano del norte de India, y él fue el héroe de la fiesta (...) Yo pensé que él caminaría sobre el fuego. Pero no. Se quedó como a un metro de distancia e invitó a uno de los empleados del palacio a caminar sobre el fuego. Le hizo señas para que avanzara y le habló. Pero el otro no se movía. Repentinamente, lo tomó por los hombros y lo empujó a la hoguera. Durante los primeros segundos, el indio trató de salir del fuego. Luego, de pronto, su cara que había expresado miedo tomó una expresión sonriente y empezó a atravesar el foso a lo largo, lentamente. Tenía las piernas y los pies desnudos. Cuando salió, los demás empleados lo rodearon y le preguntaron que había sentido, Y pronto uno, luego dos, luego cinco y después diez servidores del palacio entraron en la hoguera. Enseguida, les tocó el turno a los músicos del palacio, entre los cuales había numerosos cristianos. Desfilaron de a tres sobre el fuego, con sus instrumentos y sus partituras. Observé que las llamas los rodearon y los rozaron sin siquiera inflamar las hojas de papel.”