Internet y la Sociedad Red
Manuel Castells
Toda
sociedad, época y periodo histórico tiene sus propias características. La contemporaneidad
no es la excepción a esta regla. La tecnología ha sido la propiedad característica
de la cultura de hoy en día. A pesar de que internet, constituida como tal hace
solo 22 años, ha cobrado una gran importancia en muchos terrenos de nuestra
vida. Hay que juzgar la causa por el efecto: internet es el resultado de la evolución
en las comunicaciones, que ha acortado y disminuido las fronteras y las
distancias solo a unos cuantos minutos o segundos de diferencia. Usamos del
internet para comunicarnos con nuestros seres queridos que se encuentran lejos,
es una herramienta muy versátil para nuestro entretenimiento y ya se ha hecho
parte de nuestra educación. Las últimas generaciones nos encontramos abocados
al mundo de la tecnología: niños y grandes se adiestran para manejar los
aparatos electrónicos que aparecen con el paso de los días. Eso, en sí mismo,
no está mal. Lo que está mal es no saber dar un correcto uso de esos medios de
que disponemos a diferencia de las personas que vivieron hace cien años en nuestro
planeta. Se dice que la principal finalidad de la tecnología fue propiciarnos
espacios de ocio, pero justamente ahora es cuando nos sentimos sobreocupados
por tantas cosas que, al pasar el tiempo, surgen. Desde la escuela nos
enseñaron a usar un computador, pues este se ha ganado ya en nuestro ámbito de
conocimiento un espacio importante: la información que buscábamos en libros
ahora la encontramos a un clic y a unos cuantos segundos de distancia. Eso no está
mal. Lo que si lo está es el hecho de que no distinguimos las ocasiones en que
la tecnología ha ocupado parte de
nuestras vidas que debe estar fuera de su alcance.
Lo
que en principio serviría para otros fines, término sirviendo para crearse el
correo electrónico, y así mismo con otras aplicaciones al momento de innovar
con la tecnología. De modo similar ocurrió con muchas otras cosas que,
inicialmente servían para una cosa y fueron destinadas para otra, como lo es el
teléfono. En ese sentido, el mundo hay dos clases de personas: los nativos
digitales y lo inmigrantes digitales. Los primeros son aquellos que, desde
tempranas etapas de su vida, han tenido contacto con el mundo digital y tecnológico.
Los segundos son aquellos que, habiendo crecido en la época en que la tecnología
se desarrollaba, empiezan a tener acceso a las TIC. Las personas van
adquiriendo esa cultura digital y tecnológica que caracteriza al mundo moderno,
al mundo de hoy. Es impresionante ver que, en países donde no se alcanzan a
satisfacer las necesidades básicas de la población humana, se quiera poner el
servicio de internet como una necesidad de primera mano. Sin embargo, es
entendible en un mundo en que nos hemos convertido, en menor o mayor grado, en
tecnodependientes. Pienso que la necesidad de internet en lugares como ese
puede esperar, pues hay situaciones y cuestiones más urgentes que necesitan y
tienen más relevancia que eso, aunque también es loable la intención de quienes
procuran un mundo donde haya menos aislamiento y más interacción entre todos
los seres humanos. Se puede decir, por lo tanto, que la tecnología es la
principal herramienta del fenómeno que conocemos como globalización que sigue
avanzando como la información, que da la vuelta al globo en cuestión de
segundos. Aquí surge una pregunta ¿puede ayudar la tecnología
a construir historia? Hasta el momento hemos visto su gran potencial para
hacerlo. De hecho, el largo transcurso
de la historia paulatinamente se ha encaminado a mejorar la calidad de vida de
las personas y, en cierto modo, la tecnología lo ha conseguido junto al precio
que estamos pagando por no saber utilizarla; es algo reciente, pero cuyo deber
de saberla utilizar es perentorio. El problema no está en las cosas que rodean
al hombre, sino en que este no ha sabido utilizar los medios que posee para su
estabilidad en este planeta. Creo que no hace falta que ocurran grandes daños
para que el hombre se concientice de esto. Anochecerá y veremos.
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