jueves, 10 de febrero de 2022

UNA MIRADA ÉTICA Y CIUDADANA CON RESPECTO A LA REALIDAD DEL PROYECTO DE VIDA

UNA MIRADA ÉTICA Y CIUDADANA CON RESPECTO A LA REALIDAD DEL PROYECTO DE VIDA

Todos sabemos que, en el hombre, en el ser humano, existen dos dimensiones: una individual y una social, comunitaria. Estas dos dimensiones, a pesar de ser muy distintas entre sí, están intrínsecamente relacionadas y concatenadas, pues una afecta necesariamente a la otra: no puedo estar mal en mi dimensión individual (o profesional) sin que esto afecte a mi dimensión social y/o comunitaria. Si no soy una persona útil nivel profesional, mi dimensión social estará inhabilitada porque carezco de las herramientas necesarias para desenvolverme de manera adecuada en el ejercicio de mis relaciones sociales. En ese sentido, hay muchas personas que por estar excesivamente pendientes de una de estas dimensiones, descuida y menoscaba la otra. Un ejemplo de esto lo podemos ver cuando una persona prefiere estar encerrada todo el tiempo en su casa para leer (lo cual está muy bien, por supuesto) que salir un momento a relacionarse con sus semejantes para desarrollar y mejorar sus capacidades interpersonales, pero en la práctica sabemos que, cuando nos estamos educando en una universidad, es necesario irnos relacionando para que, cuando llegue nuestro momento de terminar la carrera, podamos encontrar, por medio de nuestras relaciones interpersonales, una salida o un empleo muy rápidamente según lo que cada uno de nosotros ha estudiado en la universidad. Es cierto que el conocimiento y la preparación académicos son muy importantes en el momento de presentarse como alguien competente en el momento de ejercer nuestra labor como profesionales que estamos llamados a transformar, pero no es menos relevante, por eso, el hecho de interactuar con nuestros semejantes. Esto quiere decir que no debemos dejar de hacer o descuidar una cosa mientras realizamos la otra.

A pesar de la importancia de saber equilibrar ambas dimensiones, hemos de recordar que el ser humano tiene, antes de una dimensión comunitaria, una dimensión individual y es la influencia de su labor profesional, la realización de su proyecto de vida, en medio de la sociedad a la que pertenece y a la que está llamado a edificar por medio de su labor profesional diaria. En ese sentido, es pertinente que nos hagamos una pregunta antes de seguir con esta breve consideración: ¿Qué es una profesión? Una profesión es una actividad humana social mediante la cual se presta un servicio específico a la comunidad, y se presta de forma institucionalizada de modo que los profesionales (las personas que ejercen una profesión determinada) reclaman el derecho de prestarlo a la sociedad en exclusiva, considerando como “intruso” a cualquiera que desee ejercerlo desde fuera de la profesión. La profesión es contemplada en parte como una vocación, y por eso se espera del profesional que se entregue a ella e invierta parte de su tiempo de ocio preparándose para cumplir bien la tarea que le está encomendada. Los profesionales ejercen la profesión de manera estable y obtienen a través de ella su medio de vida. Los profesionales forman con sus colegas un colectivo, un colegio profesional, que obtiene, o trata de obtener, el control monopolístico sobre el ejercicio de una profesión.

 Esto de que los profesionales componen un colegio o un colectivo me hace recordar lo que mencione arriba: el ser humano tiene una dimensión individual y otra comunitaria que están íntimamente relacionadas porque a pesar de que el ejercicio de cada profesional es individual, siempre es bueno, y por demás necesario, que haya asociaciones de individuos que compartan un mismo quehacer profesional. Esto está relacionado con el espíritu esencialmente social del hombre porque es en comunidad donde el hombre alcanza su plena realización como persona y como individuo. Todos necesitamos de los demás para realizarnos como personas, y es por esto que las personas carentes de habilidades sociales tienen muchos problemas al momento de intentar ejercer su profesión de manera adecuada.

También es muy llamativo que los profesionales, por medio del ejercicio de su profesión, obtengan a través de ella su modo de vida. Esto me hace pensar un poco en el mandato divino dado al hombre desde los primeros momentos de su existencia sobre la faz de la tierra: crezcan, multiplíquense, llenad la tierra y sometedla. Someter la tierra aquí significa que el hombre está llamado a servirse de la creación a través de su trabajo de una manera responsable y moderada de modo que, por servirse de ella, no haga daño a la creación que está llamado a cuidar y custodiar. Si las creaturas, que son seres irracionales, son capaces de cumplir con este rol de manera prolija y eficaz, el hombre, que es una criatura racional, también puede hacerlo.

 Volviendo al tema principal de esta breve reflexión, hemos de decir que la labor profesional es una de las mejores maneras, si no la mejor, en que el hombre colabora y construye la sociedad que lo rodea. Solo en el ejercicio de la misma es más ciudadano y es más capaz de contribuir a la sociedad que lo rodea y en la que ha nacido. Es una manera muy prolija de actuar en consecuencia con el espíritu gregario con el que fue creado y puesto sobre la tierra, y es así como el hombre se hace más hombre y la sociedad más sociedad.

Por todo lo anterior, resulta muy preocupante que venga en auge aquel fenómeno de jóvenes y generaciones nuevas que no estudien y que tampoco trabajen porque esto solo denota que es una generación que no ha encontrado su lugar propio en el mundo, que son personas que solo viven de acuerdo a las circunstancias, que solo viven reaccionando a ellas, que no tienen una dirección en concreto para sus vidas. Esto es alarmante porque da a entender que hay personas que no se preguntan ni indagan sobre el sentido de sus vidas, de sus existencias y por eso es que no tienen esa voluntad de colaborar en la edificación de la sociedad y en la construcción de un mundo mejor. Precisamente el ser humano ha encontrado a su vida un sentido en concreto por medio del ejercicio de su ser competente (entendido como alguien capaz de brindar algo de manera  eficaz, naturalmente) y esto lo hace de manera eminente, como lo he dicho ya, en el desarrollo de su profesión en el ámbito que sea: desde aquellas profesiones que parecen sencillas, humildes, y hasta anónimas y de aquellas profesiones que son vistosas y que, al parecer tienen más relevancia que las primeras. Lo cierto es que el ser humano puede contribuir a la sociedad desde cualquier lugar siempre y cuando sea un agente activo en la construcción de la sociedad, que está en una incesante cimentación hasta que el mismo hombre sea capaz de estar sobre la faz de la tierra realizándose por medio de ella.

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