viernes, 11 de febrero de 2022

Sintonizarse con los Derechos Sexuales y Reproductivos

Sintonizarse con los Derechos Sexuales y Reproductivos

 

En los últimos tiempos se ha venido poniendo de moda el postulado de los derechos humanos en sexualidad o, también llamados, derechos sexuales humanos. Con base en ello, en este ensayo hablaremos un poco sobre este fenómeno que ha venido adquiriendo fuerzas y auge en todas las sociedades humanas contemporáneas y de las potenciales repercusiones que tenga el hecho de hablar sobre estas cosas sin tantos tabúes como solía suceder en tiempos escasamente anteriores, poco antes de que empezara el siglo XXI.

Es importante enriquecer la vivencia de la sexualidad en las personas con discapacidad y la labor de quienes en su quehacer diario dedican su tiempo a orientarles y de esta manera propiciar la aplicación de los conocimientos profesionales a las áreas sexuales, promoviendo la autodeterminación sobre sus propias vidas y la responsabilidad que conlleva el ejercicio de una sexualidad, con amor, respeto y responsabilidad. La siguiente actividad nos permitirá comprender y reconocer los derechos sexuales y reproductivos individuales y colectivos consagrados en la Constitución política de Colombia, los mecanismos para su exigibilidad; y conocer la Normatividad y las políticas públicas en sexualidad y discapacidad.

La sexualidad es algo de todos

 

En el año de 1948 surgió la declaración universal de los derechos humanos como una garantía de la igualdad de todos los seres humanos entre sí: una igualdad dignidad, unos mismos derechos y deberes ante la ley de modo que se iniciara la igualdad entre todos los seres humanos. Esto sucedió en años inmediatamente posteriores al conflicto bélico más grande y famoso que ha encarado la humanidad hasta hoy: la Segunda Guerra Mundial. En esos tiempos la humanidad había adquirido una enorme consciencia de sí misma y de su lugar en el mundo: no había sido creada para destruirse sino para desarrollarse y edificarse en el mundo para su plena realización. Pues bien, así como hay una declaración universal de los derechos humanos, también existe, aunque no explícita ni oficialmente, un movimiento que empieza a abogar por los derechos sexuales y reproductivos humanos.     

Un ejemplo claro de esto lo vemos en el llamado que se les hace a las personas a vivir una sexualidad activa responsable: muchas parejas que no están casadas, o incluso si están casadas y no quieren tener hijos, son conscientes de que deben acompañar su actividad sexual con el uso de preservativos (sean estos pastillas o condones), o de métodos anticonceptivos como el ritmo (o entre otras prácticas sexuales anticonceptivas) para evitar un embarazo no deseado. Asimismo, muchas veces nos encontramos en nuestro diario vivir con casos que entrañan una sensible y dolorosa contradicción: por una parte, existen aquellas familias y parejas que, teniendo todas las condiciones económicas y financieras, han decidido cerrar el ciclo de la procreación y prefieren vivir una vida sexualmente activa, pero exclusivamente esponsal y lejos de una de las principales finalidades del matrimonio: la generación de la prole para la conservación de la especie humana. Evidentemente que cada quien vive su sexualidad de acuerdo a su elección y decisión responsable, pero no es menos cierto que casos como este contribuyen a un declive de la prole y envejecimiento demográfico a falta de generaciones que sustituyan a las generaciones precedentes como lo estamos viendo en países desarrollados y en países en vías de desarrollo como el nuestro. Es decir, si eres capaz de comprar todos los métodos anticonceptivos que te recomiendan, también tienes la posibilidad de mantener y cuidar dignamente a tu descendencia (se recomienda vivamente la generación de la prole para la conservación de la especia y de la sociedad humana, pero también es necesario que esto suceda desde la libertad individual responsable). En este mismo sentido,  existe el caso contradictorio de aquellas parejas que, queriendo y  no pudiendo tener hijos, recurren a métodos artificiales para poder tener descendencia: inseminación artificial o donación de esperma, entre otros. Otro caso que encierra una contradicción es el hecho de que, en un núcleo familiar determinado, no se tenga consciencia ni conocimiento de lo que es la paternidad responsable. La paternidad responsable es aquella disposición prudente que consiste en vivir el ritmo de la procreación de manera adecuada y responsable en consecuencia con la condición económica y financiera que se viva en un momento concreto y determinado de la historia familiar del hogar. Esta carencia de paternidad responsable quiere decir que hay incontables núcleos familiares que traen muchos hijos al mundo sin tener los suficientes medios económicos y financieros y, así, los hacen pasar necesidades de todo tipo solo porque sus padres no se dan a la tarea de procurar condiciones dignas para sus hijos, y esta es una de las causas de los entornos pobres en nuestro país.            

Volviendo a nuestro tema principal, y con todo lo frecuente que es la recomendación de los métodos anticonceptivos, hay hombres y mujeres que deciden recurrir (muy inmoral y equivocadamente, por supuesto) al aborto de los niños no nacidos, y esto es algo muy irresponsable de su parte. Que una mujer proteste desnuda en la calle “clamando por sus derechos sexuales” no quiere decir, ni mucho menos, que está abogando y luchando por sus derechos sexuales porque ella no se hace más mujer exponiendo su cuerpo en público y rapándose la cabeza sino todo lo contrario: los está vendiendo al mejor postor porque muchas veces se arrepienten de eso y desean revertir la situación queriendo hijos y resulta que, por hacerse un aborto, pierden completamente la capacidad de ser madres en el acto. Si uno y otro tienen la suficiente iniciativa para tener sexo, también han de tener la suficiente responsabilidad para cuidarse y/o para engendrar y tener hijos.

Se había dicho en la introducción que la sexualidad, con el final del siglo XX y con el comienzo del siglo XXI, ha dejado de ser un tema tabú en los temas de conversación para los más jóvenes. Esto es algo muy bueno porque muchas veces la sexualidad era vista como lo peor que tenía la especie humana (siendo que la corrupción política y la carencia de honestidad son las peores) al punto de que muchas mujeres y hombres eran coaccionados a contraer matrimonio con aquellas personas con las que llegaban a tener sexo prematrimonial y engendrar hijos solo para guardar las detestables apariencias de rectitud en los hogares que se decían practicantes religiosos. Podría considerase, incluso, que el hecho de que las personas, en el 50% de los casos, ya no quieran procrear se debe a que la sexualidad era vista como algo prohibido (no sagrado y algo digno de respeto, pues fue instituido por el Señor para la conservación de la especie humana) y entonces eran más señaladas las mujeres y los hombres que concebían hijos por fuera del matrimonio que aquellos ladrones de cuello blanco que le robaban al Estado (y que, por supuesto, le roban todavía) y que fácilmente pasan desapercibidos ante la opinión pública. Otro error, derivado de la misma situación mencionada arriba, es que no hay una educación sexual ni por parte de los padres de familia (los padres de familia muchas veces no inspiran esa confianza en sus hijos) ni por parte de los colegios y por esto muchas veces acuden a lugares y sitios virtuales y reales a buscar todo aquello que en el hogar y en la escuela no son capaces de encontrar, por otro lado, querer vivir la sexualidad plena y libremente no es un delito porque ella hace parte de lo que somos, es decir, seres humanos y no seres asexuados que no necesitan reproducirse porque a nadie se le puede excluir de la posibilidad de amar y de expresar su amor y de ser correspondido por alguien a quien se le profesa sinceramente amor y deseo. Eso es lo que somos, y quien pretenda vivir su vida de una manera opuesta (sin aceptar su humanidad y todo lo que ella implica) debe reconocer su error y reconocer y actuar de acuerdo con la naturaleza que le es propia: la naturaleza humana.         

Los Derechos Sexuales y Reproductivos son derechos humanos que todas las personas tenemos, sin embargo, en algunas personas que tienen alguna discapacidad es visto como si fuera una enfermedad, presentándose esto como un rechazo y discriminación. En algunos casos se puede evidenciar estos mismos rechazos en las familias, provocando alteraciones en la vida social, emocional, personal, dando lugar a varios limitantes en la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y reflejando ciertos imaginarios.

La sexualidad comúnmente presenta imaginarios, es decir teorías que no son reales como son, Educación sexual con discapacidad intelectual, los niños, niñas, jóvenes y adultos con discapacidad intelectual puedan vivir su sexualidad de manera más, o menos sana, adecuada socialmente, y plena, no depende exclusivamente de su limitación intelectual, sino de las vivencias y de los apoyos que su entorno familiar, escolar y social, les posibiliten o les nieguen.

Las personas con discapacidad resultan poco atractivas sexualmente para otras personas. Este es un aspecto muy importante para tratar, puesto que en el marco de la sexualidad las personas que son discapacitadas tienen un estereotipo poco atractivo para personas del común que no poseen esta dificultad, además los medios de comunicación han marcado una tendencia hacia ello, debido a que se han encargado de difundir una imagen “perfecta” de la mujer. Sin embargo, aunque una mujer con discapacidad cumpliera con unas medidas esculturales en su cuerpo, carecería de virtudes que la harían social y atractivamente bella.

Seres asexuados. Se considera un imaginario ya que en nuestro entorno social se cree que las personas con discapacidades no poseen actividad sexual o carecen de atracción sexual.

No se le da importancia a los sentimientos y emociones de las personas con discapacidad. Se considera un imaginario ya que al igual que el resto de la población las personas con discapacidad experimentan emociones y sensaciones propias de los seres humanos.

Incapaces de tener relaciones sexuales con amor. Se considera un imaginario ya que se mantiene la idea que solo tienen algún tipo de relación sexual solo por necesidad fisiológica.

Actualmente las personas con discapacidad tienen ejercen libremente su sexualidad a través de unos derechos, los cuales son:

ü  Derecho a la integridad física, psíquica y social.

ü  Respeto a la opción de la reproducción.

ü  Elección del estado civil.

ü  Derecho al reconocimiento y aceptación de sí mismo, como hombre, como mujer y como ser sexuado

ü  Elegir si se tienen o no relaciones sexuales.

ü  Derecho a recibir protección ante la amenaza o la violación de los derechos fundamentales, sexuales y reproductivos.

ü  Derecho a la intimidad personal, la vida privada y al buen nombre.

 

Las personas con discapacidad tienen un desarrollo sexual adecuado, porque ellos tienen emociones, sentimientos y además sienten igual que nosotros. La discapacidad no es un limitante para el desarrollo pleno de esta, solo hay que buscar estrategias que hagan de este un proceso sano y tranquilo para el ser humano como tal. Considero que las personas con discapacidad no tienen ningún impedimento para abordar la sexualidad, ya que deben ser tratados y valoradas por el hecho de ser seres humanos y con los mismos derechos que todas las personas.

La sexualidad hace parte de nuestro ciclo vital, y es en este dónde se van a estrechando vínculos en la familia lo que posibilita una buena relación y confianza para abordar el tema de la sexualidad. Tratar de explicarle paso a paso todo para que así pueda entender la importancia de la sexualidad en su vida, puesto que de acuerdo a cada etapa de su crecimiento deberá enfrentarse a ciertas situaciones en las  que el tema sexual será tratado y este deberá saber cómo actuar ante esta situación, ante el tema de la sexualidad creo que debe ser un tema tratado principalmente por los padres ya  que son las personas más cercanas a ellos y sus lazos de afectividad les permitirá abordar adecuadamente el tema.

Las ineludibles conclusiones a las que llegamos en este ensayo son las siguientes:

·         Así como hay una declaración universal de los derechos humanos, debería haber una declaratoria para que se incluya la educación sexual en las aulas, de manera que se pueda vivir la sexualidad de una manera más consciente y responsable.

·         La sexualidad es algo que se debe hablar sin vergüenza porque, si lo hiciéramos, sería como avergonzarnos de nuestra naturaleza humana.

·         Es necesario hablar de la sexualidad humana con naturalidad y madurez, porque somos sexualidad y no exclusivamente psicología.

No hay comentarios:

Publicar un comentario