miércoles, 21 de septiembre de 2016

Lecciones de Tolerancia: Alejandra Fierro Valbuena

Lecciones de Tolerancia: La discriminación en Colombia 


A propósito de la manera de refutar que tenemos, es cierto que, cuando discrepamos o diferimos en el pensar o en el sentir de los demás solemos ser muy duros, pues nuestra subjetividad, en la mayoría de las ocasiones, determina y condiciona nuestra visión de la realidad y la acomodamos a ella de modo que, cuando confrontamos otra versión de las cosas que nos rodean, solemos entrar en conflicto y, en los casos más extremos, en la violencia que nos ha marcado y ha caracterizado, de forma más o menos ponderante, a la sociedad colombiana. Se podría pensar, incluso, que esta situación escandalosa, como lo es la publicación de estas cartillas de “educación sexual” por parte del gobierno es un sofisma de distracción en este marco de la firma de los acuerdos para la paz, que tanto quiere y conviene al país. Si se habla de estratificación social se evidencia la falta de igualdad que caracteriza a nuestra sociedad colombiana: hay unos que tienen más posibilidades que otros porque el gobierno no ha prestado la suficiente atención a la estructura social por estar pendiente de otras cosas que poco influyen o tienen poca trascendencia en el desarrollo nacional. Con respecto al regionalismo, la cuestión es algo evidente basta darse cuenta que a veces se sobrevaloran unos para despreciar al otro. Es como si no se acabara de aprehender el significado de la palabra diversidad en un país como el nuestro. Hay algo que ha ganado relevancia, sin ninguna razón aparente, y es la cuestión sobre la sexualidad, como si fuera el único aspecto o dimensión de la vida humana. Esto se da en Colombia, e ignoramos si ocurre en el resto de Latinoamérica, sino también en todo el mundo a raíz de la alevosía de la que se pueden servir ciertos sectores para influir y subyugar a otros países.  ¿Qué aportan las ideologías de género en la construcción de un país? Absolutamente nada porque, si se degenera una estructura básica en la sociedad como lo es la familia, no se podrá hablar de un desarrollo social y nacional adecuado. De hecho, ni siquiera se puede hablar de desarrollo en ningún sentido cuando se pretende, con motivaciones de las que desconocemos su procedencia, destruir el fundamento de la sociedad humana.
Ahora bien, cuando se habla de tolerancia el gobierno sacó, hace algunos meses o semanas, una propaganda a esto. Se decía que “el estado reconoce la igualdad de todos ante la ley…” esto cae en una rampante contradicción al promover políticas a favor de la ideología de género o el aborto, que es un crimen abominable. Esto es solo la punta del Iceberg. ¿Cuál es la importancia de conocer los derechos de la comunidad LGTBI si, al hablar de derechos, los primeros que son dueños estos son los niños pequeños y los nonatos, siendo que son el futuro de la sociedad que queremos construir? Si queremos la paz, hay que empezar por la tolerancia, la capacidad de tener respeto por los pensamientos del otro. Me da mucha rabia porque los LGTBI exigen derechos como si se les hubieran vulnerado o quitado, lo cual no es cierto. Nuestras tendencias, cualesquiera que sean, no son argumentos objetivos para reclamar nuestros derechos y huir de los derechos como si fuéramos seres exceptuados a la regla. ¿Es esto lo que queremos enseñarle a nuestra infancia?

Por otro lado y para terminar, es una pena constatar que sólo el futbol sea el único motivo por el cual muchos colombianos puedan sentirse unidos, identificados, siendo que hay otros factores de mayor trascendencia e importancia a los cuales debemos prestar una atención más diligente y urgente, como lo es la cuestión de la que se habla en estas líneas.  

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