ULISES Y LAS SIRENAS[1]
Un canto mortal venido del mar
Las
sirenas son personajes mitológicos cuyo canto embrujador llevaba a los marinos
a su perdición. Sus métodos de seducción variaban de un relato a otro, pero
todas ejercían una atracción sin parangón sobre los navegantes. El primer
testimonio acerca de la aparición de sirenas se remonta a La Odisea de Homero,
que relata las aventuras tumultuosas del héroe griego Ulises, durante su largo
viaje de regreso a Ítaca, después de la guerra de Troya: las sirenas de la
época no son esos seres mitad mujer, mitad pez, que las leyendas más modernas
retuvieron, sino unas aves con cabeza y pecho de mujer. Un canto melodioso e
irresistible En la mitología griega, las sirenas viven en una isla del
Mediterráneo.
UN CANTO MELODIOSO E
IRRESISTIBLE
En
la mitología griega, las sirenas viven en una isla del Mediterráneo. Su canto
es tan bello que los marinos que las escuchan no pueden resistírseles y arrojan
sus naves contra los arrecifes. Los sobrevivientes son asesinados sin piedad.
Cuando Ulises abandona la morada de la hechicera Circe, sabe que debe pasar
cerca de la isla de las sirenas. Siguiendo los consejos de la hechicera, el
astuto héroe recurre a una estratagema que le permitiría oír y no obstante
salvar la nave y a sus compañeros. Tapa los oídos de sus hombres con cera
después de haberles pedido ser sólidamente atado al mástil. Así podrá saciar su
curiosidad escuchando el canto de las sirenas, sin ceder a su encantamiento.
Este
canto se revela melodioso y desgarrador y está colmado de bellas promesas.
Ulises les grita a sus compañeros que lo desaten, pero por supuesto éstos
permanecen sordos a sus gritos. Finalmente, el barco pasa y los héroes escapan
al funesto destino de tantos otros marinos.
Sin
embargo, Ulises no es el único en enfrentar a las sirenas. El poeta mítico
Orfeo, que acompaña a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro, logra también
resistir a su fatal encanto. En el instante en que Jasón y sus hombres, los
argonautas, atraídos por las melodiosas voces, cambian de rumbo y se dirigen
peligrosamente hacia los arrecifes de la isla, Orfeo toma su lira y entona un
canto tan sublime que cubre las melopeas de las sirenas y salva a los marinos
arrancándolos de su mortal contemplación.
¿QUIÉNES
SON LAS SIRENAS?
Las
sirenas de la época homérica son tres hermanas, hijas del dios río Aquelaos y
de la musa de la poesía Calíope. Lidia toca la flauta. Parteriopea, la lira y
Leucosea lee los textos y los cantos. Antiguas compañeras de Perséfone, hija de
Zeus y de Deméter, raptada por Hades, el dios de los Infiernos, pidieron a los
dioses que les otorgaran alas para poder salvar a la joven y traerla de vuelta
sobre la Tierra. Según otra versión, le deben su apariencia a Deméter, que
quiso castigarlas por haber sido negligentes en el cuidado de su hija. Su
nombre proviene del término latino sirén, que a su vez proviene del griego
seirén, de la palabra seiro, lazo, cuerda, recordando sin duda el poder
cautivador de las sirenas.
MUJERES-PÁJARO, LUEGO MUJERES-PEZ
La
apariencia física de las sirenas evolucionó. En la época griega, eran
representadas como seres alados con cara humana y cuerpo de ave como lo prueban
diferentes vasijas griegas antiguas. Su transformación en creaturas mitad
mujer, mitad pez, con la parte inferior recubierta de escamas, se remonta
aparentemente a la Edad Media y a las leyendas celtas y germánicas. Pero, ya
bajo el Imperio romano, se les confunde con las Nereidas, las cincuenta hijas
de Nereo, dios marino, y de Doris, descendiente del Titán Océano. Estas bellas
Nereidas son las ninfas del mar y por lo tanto no es sorprendente que se las
haya asemejado a las sirenas, también figuras marinas... Como sea, esta
leyenda, nacida de la mitología griega y transmitirla a través de los siglos,
permanece por largo tiempo vivaz y continua asediando la imaginación de los
navegantes del mundo entero.
[1] El
presente artículo en su versión completa puede ser consultado aquí: file:///C:/Users/ARNOLDO/Desktop/Los%20Grandes%20Enigmas%20-%20Larousse.pdf
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