¿EXISTIÓ HOMERO? [1]
UN MONUMENTO LITERARIO SIN AUTOR SEGURO
La Ilíada y La Odisea,
dos poemas que forman el más antiguo y el más conocido de los textos clásicos.
Sin embargo, ¿quién es el autor? La tradición nos describe a un viejo narrador
ciego cantando sus versos en las plazas públicas; los historiadores, por su
parte, piensan en una obra colectiva,
forjada a través de los años.
Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles;
cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades
muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de
aves, cumplíase la voluntad de Zeus, desde que se separaron disputando el Átrida,
rey de hombres, y el divino Aquiles.
Con
estas líneas comienza La Ilíada el primero de los dos poemas atribuidos a
Homero. Relata en veinticuatro cantos versificados, la guerra de Troya,
provocada por el rapto de Helena, esposa del rey Menelao. Los griegos sitian
Troya. Aquiles combate para vengar a su amigo Patroclo, muerto por el troyano
Héctor. El segundo poema homérico, La Odisea, tiene por héroe a Ulises, rey de Ítaca,
personaje secundario en La Ilíada. De regreso de Troya, Ulises se extravía en
medio de tempestades y, durante diez años, recorre el Mediterráneo, enfrentando
monstruos y hechiceros.
El
primero de los clásicos Durante el siglo VII antes de Cristo, aedos, poetas y
bardos recorren Grecia cantando las dos nuevas epopeyas. Por todas partes sus
relatos obtienen un éxito resonante y son pronto conocidos por todos.
En
el siglo VI, Atenas es la primera en organizar una lectura pública integral.
Además de sus cualidades literarias, expresan la unidad cultural griega:
constituyen de alguna manera el símbolo de una civilización, En el siglo IV, el
conquistador Alejandro Magno tiene siempre consigo un ejemplar de La Ilíada y
La Odisea, donde quiera que sus campañas lo lleven. Por supuesto, los dos
poemas fueron ampliamente copiados y difundidos. Así, se conservan actualmente
varios centenares de versiones de La Ilíada, cada una ligeramente diferente,
hasta que el texto fuera depurado en la época alejandrina.
¿CÓMO FECHAR LA OBRA?
La
sucesión de intervenciones de los diferentes copistas no facilita ciertamente
en nada este trabajo. La tradición hizo por largo tiempo de Homero un hombre
del siglo X ó IX. Sin embargo, las primeras lecturas reconocidas de sus dos
poemas tuvieron lugar recién durante el siglo VII. El alemán Schadewaldt sitúa
la gestación de las dos obras durante La segunda mitad del siglo VIII,
precisamente en los alrededores del 720 a. c.
Algunos datos arqueológicos parecen confirmar esta fecha. Efectivamente,
Homero, que narra hechos que se desarrollaron supuestamente en la época
micénica, comete numerosos anacronismos. Así, los jarrones fenicios que
describe son del siglo VIII. Sucede lo mismo con todos los demás objetos de la
vida cotidiana.
Sin
embargo, los anacronismos no significan que la obra sea una mera ficción, ni
que un solo hombre -Homero- la haya creado de golpe. Una tradición oral pudo
haberse mantenido, los relatos que narraban los hechos de la guerra de Troya
pasaban de boca en boca, luego esta tradición fue puesta por escrito, en el
siglo VIII, gracias a la reciente invención de la escritura en Grecia.
¿UN POETA O DOS?
Hasta
el siglo XVII, nadie dudaba de la existencia histórica de Hornero. La tradición
lo ve nacer en Colofón. A menos que haya sido en Quío, Esmirna, Eos o Cymera,..
Varias ciudades se disputan el honor de haber sido su patria. La misma
tradición quiere que haya sido ciego y haya vivido durante el siglo X o IX a.C.
Sin
embargo, en 1670, en sus Conjeturas Académicas, el abad de Auhignac denuncia
las incoherencias de los poemas homéricos. Por primera vez pone en duda la
existencia de un autor único, pero sus afirmaciones no recogen ningún eco. No
obstante, un siglo más tarde, en 1795, el erudito alemán Friedrich-August Wolf
publica una obra, Prolegomena ad Homerum, donde plantea las mismas
interrogantes. Nos encontramos entonces en el siglo de las Luces, el espíritu
crítico hacia los clásicos se ha desarrollado y pronto se abre el debate: ¿no
se esconderán varios autores anónimos detrás de un seudónimo colectivo?
La
composición de los dos poemas es analizada. La Ilíada es una obra acabada,
irreprochable en su composición. La Odisea parece, en comparación, más
desordenada y falta de unidad. Grandes diferencias de fondo y de espíritu
separan los dos textos. La Ilíada es un relato épico, su autor posee una visión
grandiosa cósmica, los dioses son omnipresentes. Utiliza esquemas fijos en la
estructura de ciertas escenas, como los combates y los encuentros. Se acerca a
la tradición oral de los aedos: antiguas epopeyas y poesías genealógicas.
En
cambio, el autor de la Odisea aprecia los temas fantásticos: monstruos,
hechiceras, magos y sirenas. Los dioses, por el contrario, están casi ausentes.
Incluso Atenea, que protege a Ulises durante La Ilíada, no se aventura con él
en el Mediterráneo occidental; ésta no reaparece sino durante el regreso a
Itaca. La Odisea da gran importancia a las escenas de la vida cotidiana, en
búsqueda de la paz y la dulzura de vivir. No se encuentra el espíritu guerrero
que marca a La Ilíada. Actualmente, se admite que el autor de La Ilíada no es, sin
duda, el de La Odisea. El análisis del lenguaje, así como de la visión poética,
revela dos caracteres diferentes. El autor de La Ilíada vivió seguramente
durante el siglo VIII; mientras que el de La Odisea lo hizo más bien en el
siglo VII: las características de su poema revelan a un griego abierto a la
navegación y al descubrimiento del Mediterráneo.
Tiene
una nueva visión del rol de los dioses que ya no son "superhombres"
omnipresentes. Los defectos de estructura y la falta de unidad de La Odisea permiten
pensar que el texto es obra de diferentes narradores, la adaptación de varios
relatos de tradición oral reunidos por un hábil redactor.
[1] El presente artículo está tomado, en su totalidad, del siguiente enlace, y puede ser consultado aquí: http://www.librosmaravillosos.com/losgrandesenigmas/pdf/Los%20Grandes%20Enigmas%20-%20Larousse.pdf
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