lunes, 15 de noviembre de 2021

El verdadero Drácula: Un príncipe rumano personifica al vampiro

EL VERDADERO DRÁCULA [1]

Un príncipe rumano personifica al vampiro

Desde fines del siglo XIX, con la aparición de la novela Drácula, de Bram Stoker el mito del vampiro se arraigó en la imaginación popular. La figura y el nombre de un antiguo y cruel jefe guerrero de los Balcanes vuelven a rondar las mentes: el príncipe Vlad Dracul.

La muerte y la sangre juegan un papel primordial en la imaginación de los hombres, luego no hay que sorprenderse del éxito que encuentra el tema del vampiro, muerto-vivo que vive eternamente chupando la sangre de sus víctimas. Por medio de la horrible criatura, se aborda también el sueño, aunque alterado, de una existencia infinita.

Una ficción...

Drácula relata el dramático enfrentamiento entre un grupo de personas, lideradas por el profesor Van Helsing, médico versado en las ciencias ocultas, y el despiadado vampiro de Transilvania, el conde Drácula.

La tradición vampírica ya se encuentra sólidamente establecida cuando se publica la novela en 1597: en la época romántica, Byron, Giovanni, Polidori evocaron a estos muertos que abandonan sus tumbas para atormentar a los vivos. Sin embargo, el origen de los vampiros se remonta aún más lejos; a las harpías de la Antigüedad conocidas por raptar hombres que jamás volvían a aparecer, a los monstruos sedientos de sangre de las leyendas medievales rusos, alemanes o rumanas. Lo novedoso de la novela de Stoker reside en su aspecto sexual, tanto en sus apetitos sádicos como mórbidos. También se encuentra en un cierto número de procedimientos que el autor, apasionado por la magia, imagina para espantar a los vampiros: la utilización del ajo u de la cruz y el hecho que los vampiros puedan entrar en una casa sin haber sido invitados, invenciones varias veces retomadas de ahí en adelante en la literatura y el cine.

Drácula, tal como lo describe Bram Stoker, es ante todo un personaje de ficción. No obstante, el escritor se inspiró, para crearlo, en un hombre que existió realmente, el siniestro Vlad IV, apodado Tepes, el Empalador.

...lnspirada en la realidad

En el siglo XV, uno de los príncipes de Valaquia, provincia bajo dominación turca, ubicada entre los Alpes de Transilvania y el Danubio, es conocido con el nombre de Vlad Dracul, este último término significa dragón, el emblema del rey. Cuando su hijo Vlad IV, nacido en 1430, lo sucede a la edad de veinticinco años, recibe el título de Drácula, es decir, hijo del dragón.

Desde su infancia, Vlad Tepes es confrontado con la violencia. Ve a su padre asesinado y su hermano mayor enterrado vivo. El mismo es retenido varios años en una fortaleza como rehén por los turcos. En efecto, el imperio Otomano se encuentra entonces en el apogeo de su poderío y se extiende hasta las fronteras de Hungría.

Vlad Tepes

Vlad Tepes, a pesar de su sombría personalidad, es aún considerado por muchos rumanos como un héroe nacional por haber intentado liberar las provincias rumanas de Valaquia, Moldavia y Transilvania del dominio del invasor turco, Él es uno de los jefes guerreros más temido por las tropas de ocupación del sultán Mehmed el Conquistador. Sin embargo, en 1462, es vencido y debe refugiarse en Hungría, donde es nuevamente tomado prisionero por razones políticas hasta 1473.

O Vlad el Empalador

El empalamiento, en una estaca de madera o hierro, es su método favorito para deshacerse de los prisioneros turcos o de sus opositores -de ahí su sobre-nombre. En el siglo XV, su crueldad es conocida y un grabado alemán de 1499 lo muestra festejando en medio de los cadáveres empalados. Se estima entre 50.000 y 100.000 el número de sus víctimas empaladas, quemadas o incluso desolladas vivas durante so corto reinado de una decena de años. Como sutil refinamiento, el príncipe a menudo manda engrasar o arromar la punta de las estacas para prolongar la agonía del ejecutado.

Su sadismo no conoce límites: crónicas locales cuentan que para castigar a unos emisarios turcos que no se descubrieron en su presencia, ordena que se les clave el fez en el cráneo. En otra ocasión, manda reunir a una gran cantidad de pobres y minusválidos en una amplia sala cerrada bajo el pretexto de invitarlos a un banquete y ordena prenderle fuego. De vuelta en 1476 en el trono de Valaquia, Vlad Drácula es asesinado dos meses después sin que se sepa exactamente quién organizó su caída: rivales locales o turcos. Es decapitado y su cabeza ensartada en la punta de una estaca. A principios de nuestro siglo, su presunta tumba es abierta y, para sorpresa general, se encuentra vacía. Así, la leyenda se reúne con el personaje mítico creado por Bram Stoker.

 

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