¿CÓMO LA HERMENÉUTICA ANALÓGICA PUEDE EVITAR LAS FALLAS TANTO DEL
UNIVOCISMO COMO DEL EQUIVOCISMO EN LA INTERPRETACIÓN?
El presente ensayo, sobre hermenéutica y analogía, pretende demostrar la viabilidad de los múltiples
puntos de vistas a la hora de interpretar un texto. El autor piensa que es
necesario tener en cuenta la intencionalidad del autor para hacer una correcta
interpretación del texto. Aquí surgen preguntas como: ¿Quién escribió el texto?
¿A quién va dirigido? ¿Por qué lo escribió? ¿Cuándo lo escribió? En ese orden
de ideas, hay que decir algo muy importante: en un mundo mediatizado por las
tecnologías es necesario intentar recordar estos interrogantes a la hora de
interpretar un texto, ya sea sagrado o profano. Estas preguntas, y el arte de
interpretar un texto cualquiera, son los principios elementales para la lectura crítica; es como si la
hermenéutica y la lectura crítica fueran de la mano. De hecho, tanto una como
otra están relacionadas entre sí. No se puede hablar de lectura crítica sin
interpretar un texto ni se puede interpretar un texto sin la indispensable herramienta
de la lectura crítica.
Así como en el ámbito moral
es muy importante la intencionalidad de
los actos de los sujetos morales, la intencionalidad al momento de escribir,
por parte del autor, es muy importante. Para
la lectura crítica y, por ende, la interpretación es necesario tener en cuenta
el momento en que se escribió el texto. Cuando tenemos en cuenta este factor,
descubrimos que el autor nos comenta cómo eran las cosas en su tiempo y en su
cultura. Por ejemplo, si consideramos el escrito aristotélico De caelo podemos saber cómo era el
concepto que el hombre de aquella época tenia del universo y por qué se creían
aquellas determinadas cosas en la antigüedad y nos permite entender, de mejor
manera nuestro concepto actual sobre un tema en especial como el universo, en
este caso particular. En la antigüedad creíamos que la tierra era el centro del
universo, que el sol y los planetas giraban en todo de ella, que no podría
haber planetas en torno a otras estrellas y ni siquiera nos preguntábamos si
podría haber vida en otros mundos; a día de hoy, sabemos que la tierra no es centro del universo, que
es la tierra la que gira alrededor del sol, que hay planetas orbitando otras
ellas (en astronomía, los conocemos como exoplanetas), que existen muchísimas
otras galaxias a diferencia de la nuestra y, ahora mismo, nos preguntamos cómo
sería la vida (en caso de que exista, claro está) en otros planetas o es si
ella es tal y como la conocemos en la tierra.
Este mismo ejemplo de
interpretación y lectura crítica podríamos aplicarlo a textos de muy diversa
índole pues, aun dependiendo de cada particularidad, se presentan los mismos
elementos. En cuanto más se sepa del autor, así mejorará la calidad de la
interpretación de sus obras.
Enfocándonos más en la
interpretación textual en sí misma, es preciso tener en cuenta el criterio de verdad o de validez interpretativa para poder
determinar el nivel de validez de una
interpretación dada. Es decir, cuánto puedo acercarme a la verdadera
intencionalidad del autor cuya obra trato de interpretar o allegarme. Con
respecto a que cualquier interpretación es válida, tengo mis reservas porque no
es posible que alguna persona escriba algo solo porque quiso hacerlo; todo
autor refleja en su obra una intencionalidad determinada y sería una injusticia
textual creer lo contrario. Para poner otro ejemplo, recuerdo la ética a Nicómaco. Esta obra, como su título lo dice
explícitamente, se dirigía a Nicómaco, que era hijo del filósofo y le enseñaba
lo que era la virtud y cómo podía aplicarla en su vida diaria. La intencionalidad
del autor, aquí, se deja ver con toda claridad: Aristóteles escribió este libro
para que su hijo supiera cómo ser virtuoso y la mejor y más correcta manera de
conseguirlo. Y lo podemos aplicar a nosotros mismos. Además, un texto tan específico
como ese no da pie para ninguna duda en cuanto a intencionalidad de parte del
autor se refiere. A pesar de que puede haber una claridad a este respecto y
como en las palabras en una conversación diaria, las obras escritas también
tienen una tendencia a la tergiversación de la intencionalidad con que es
redactada cada palabra de un escrito cualquiera, pero esto se debe a una
aproximación marcadamente subjetivista con respecto a la obra seleccionada para
su posterior interpretación. Es reduccionista considerar las cosas exclusivamente
desde el punto de vista del sujeto cognoscente (el intérprete de una obra) sin
tener en cuenta el objeto del cual se hace la interpretación (el autor, su obra
y la intencionalidad con que escribe); es como si no se quisiera captar
verdaderamente lo que el autor quiere decirle al sujeto interprete y solo se
enfocara en sí mismo, como no debería ser…
Algunas personas afirman
que, para poder aprehender e interpretar correctamente un texto en concreto, hay que leer el
documento más de una vez. Según ellos, esto sería conveniente para que podamos
captar la magnitud del pensamiento del autor que estemos consultando en un
momento determinado.
Como lo decía más arriba, la
intención con que se escriben muchas cosas en una sociedad tan mediática como
la nuestra tiene mucho que ver en cuanto a credibilidad se refiere: el flujo de
información, verídica o falsa, es más rápido que antes de la existencia del
internet. Ahora tenemos mayor acceso a cualquier tipo de información que en
otrora, y por esto se hace más imperiosa la interpretación la objetividad con
toda la información a la que podamos recurrir.
Entonces, ¿tienen que estar
contrapuestas, necesariamente, interpretación
textual y lectura crítica? Para poder responder a esta pregunta como es
debido, es necesario recordar qué es lectura
crítica. Cuando hablamos de lectura crítica hablamos de un tipo de lectura
que tiene en cuenta muchos factores que también usa la interpretación textual o hermenéutica pues, para una y para
otra, se necesita saber quién era el autor, cuando escribió su obra, cuál era
su intencionalidad y por qué escribió eso. ¿Por qué se puede caer en esa
contraposición? Sencillamente porque en la hermenéutica
o interpretación textual solo necesitamos entender qué era lo que quería
decir el autor; mientras que en la lectura
crítica, además de tener en cuenta lo que nos dice el autor, es necesario
considerar nuestra postura con respecto a lo que se nos presenta o al objeto de
nuestro conocimiento. Ahí es cuando entra en acción el subjetivismo
adecuadamente: se trata de ejercer una posición, ya sea de asentimiento u
oposición, argumentada y claramente con respecto a un tema en particular. He aquí la clara diferenciación entre una y
otra cosa, aunque tengan mucha relación cuando se trata de afrontar un texto
determinado.
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